Alex dice:
Anoche soñé, después de leer tu cuento, a Ribeyro, pero lo soñé joven, muy joven. Y él me dijo: escríbenos papelitos.
Orlando dice:
¿Me estás jodiendo, gil?
Alex dice:
Por mi madre, que se muera si miento. Sí pues, así me dijo en el sueño: le empecé a escribir a él y le dije: estoy en la mitad del camino, maestro, ¡ ayúdame a llegar al final! A Sabato: eres un fenómeno, me estás salvando la vida.
Orlando dice:
O sea, Ribeyro te dijo: escríbenos papelitos…
Alex dice:
Sí, también le escribo a Cortázar
Orlando dice:
¿Qué le pusiste a Cortázar?
Alex dice:
Quiero dar un Nocaut. Pero lo de Ribeyro fue especial: lo vi con una camisa amarilla: clarito, con bigote, flaquísimo. Es la primera vez que me pasa esto y la primera persona a quien le cuento si digo esto en mi casa, pueden decir que me agarró la locura, pero es la verdad.
Orlando dice:
Y, ¿dónde les dejas los papelitos?
Alex dice:
En el jardín, pero en bolitas, como tu abuelo…