2010/01/27

Presentación de «La prosperidad reclusa» en Tacna


Este jueves 28 de enero, a las 7:30 P.M. estaremos en la ciudad de Tacna, en un «Encuentro Literario», invitados gentilmente por el Grupo Cultural Eduardo González Viaña, dirigido por Willy González. La cita es en el Café Zeit Calle Deustua #150 (frente al RENIEC TACNA). Están todos cordialmente invitados. El ingreso es libre.

Acerca de los Jueves de Bohemia Cultural en Tacna: Espacio cultural en vivo que se estructura en torno a la conversación con un personaje destacado (nacional o extranjero) en el amplio universo de las artes. La finalidad es dar a conocer al ser humano dentro de todo artista; además de brindar un testimonio de su experiencia, anécdotas, influencias, producción y estilo personal. Esta actividad pretende rescatar la plática coloquial, amena, semejante a un encuentro de amigos y brindar al público asistente una noche artística despojada de toda solemnidad acartonada. En el Café Zeit, este espacio cultural fue apadrinado por el gran escritor arequipeño Oswaldo Reynoso. La organización de los Jueves Literarios, recae en el Grupo Eduardo González Viaña, que cuenta con cerca de 9 años de permanente labor de promoción y difusión en favor del desarrollo de la cultura en la Región, bajo la dirección de William Gonzalez Huanacune reconocido promotor cultural -además de contar con una importante trayectoria de labor editorial en la Heroica Ciudad- Los invitados a estos jueves forman un amplio y variado conjunto de artistas plásticos, teatreros, poetas, narradores, escultores, músicos y demás, desde los ya consagrados hasta quienes recién se inician con buen pie en la aventura del arte: www.cafezeitperu.com


2010/01/18

Avatar: "Las películas son los recuerdos de nuestra vida. Tenemos que mantenerlos vivos"

Con cada día, mejoran mis sentidos.
Cada día que pasa van mejorando mis sentidos.
Es como el fluir de un arroyo... ínfimos sentidos y sonidos.
Ella siempre habla de la energía
que fluye en animales espirituales,

es realmente difícil de comprender.
No solo se trata de ponerle un ojo a todo allí afuera.
Tienes que escuchar lo que ella te dice
"Trata de ver el bosque"
(...) Traté de entender esta profunda conexión
que la gente tiene con el bosque.
Ella lo denomina como una red de energía
que fluye en todas las cosas con vida.
Ella dice que la energía es prestada
y que un día tienes que devolverla.


Ayer, domingo, por la noche me emocioné al ver el tributo a Martin Scorsese en la Premiación de los Globos de Oro. Entre otras cosas, dijo que "Las películas son los recuerdos de nuestra vida. Tenemos que mantenerlos vivos". Y se dio un tiempo para citar a William Faulkner: "El pasado nunca está muerto, ni siquiera es pasado". Todo esto al recibir el premio Cecil B. Meville.
Hoy, acabo de ver Avatar, la nueva película de James Cameron (Canadá, 1954), el director de cine de la -hasta ahora, porque precisamente Avatar va camino a desplazarla- película con mayor recaudación en la historia del cine: Titanic.
Dicen que las comparaciones son odiosas, y, además de torpe, sería muy apresurado de mi parte el tratar de decantarme por una de estas películas (recordemos que Cameron ya había entrado con excelencia en las pantallas de nuestras casas gracias a un clásico como Terminator/Exterminador).
Siempre que, con mucho esfuerzo, trato de dejarme llevar por una historia en 3D o con animaciones, parto con una cierta animosidad, que en la mayoría de los casos resulta siendo un velado prejuicio. No pensaba darle una oportunidad a Avatar, pero a Cameron le debo no pocas emociones, algunas lágrimas y muchísimas repeticiones de ese clásico que pasará a la historia del cine y que seguirán viendo de acá a 10 centurias: la historia del Titanic.
La premiación de los Globos de Oro fue el espaldarazo final para apostar por esta película de más de dos horas que, sin duda, vale la pena ver. Historia futurista (acá otro prejuicio, para este realista a rajatabla) sobre un amor entre dos razas distintas: la humana y una raza de otro planeta con un marcado aliento felinesco.
Cameron hace todo lo posible por escapar de un panfleto ecologista y, quizá, uno no sabe si al final lo consigue. Pero, en estos tiempos en que la protección del planeta está tan en boga (de la boca para afuera), la película resulta siendo un gran acierto. Sabe conmover, de manera controlada -aunque a muchos los está haciendo pensar en el suicidio- y, por ratos, nos vemos envueltos en un cine de 'compromiso', si vale el término,
Seguramente Titanic y su atroz realismo (con fechas exactas y un gélido número de muertos, pero con valor agregado determinante de Rose y Jack Dawson) seguirá por encima de Avatar, con su futurismo que -por eso mismo- me resulta tan difícil de hacer mío. Eso no me exime de comprender a todos aquellos muchísimos congéneres que están entrando fuertes depresiones y pensamientos suicidas luego de ver 'Avatar'. (hay que aceptar que otro mundo es posible, ese será un paso importante). Mientras tanto, será mejor dejar pasar un poco de tiempo: días, meses, años. Admito que las secuelas casi siempre son nefastas (Cameron dice que será una trilogía y eso lo puede mandar al despeñadero). Es probable que en los premios Oscar, Cameron la vuelva a romper: lo que no sé es que si, de acá a cien años, Avatar será una película tan valorada como Titanic. Lo que sí sé es que si no captamos el mensaje -porque toda película trae consigo mensaje(s)-, ya no estaremos. Quiero decir, no estarán ni nuestros hijos ni nuestros nietos. Y el cine también habrá muerto.
Para leer más sobre Avatar, clic acá.


2010/01/11

La pasión

–Ya no sólo te escapás para mamarte, ¿ahora también te robás las pruebas?
– Ya está todo bajo control, Benjamín.
– Mirá si a Irene se le ocurre leer el expediente?
–¡Suelte, Carajo!
–¿Qué está haciendo, se volvió loco?
–Sentate vos un segundo. Sentate y relajate. ¿Sabés por qué no lo podemos encontrar, Benjamín? Porque somos dos boludos. Mirá: 12 cartas, 31 folios, 5 trabajos... No, esto ya te lo leí.
–Vámonos.
–No. No paré de pensar un segundo.La cabeza me explota, Benjamín. Yo me puse a preguntar. ¿Cómo es posible que no lo podamos encontrar a este tipo? Siempre se nos hace humo. ¿Dónde está? Y se me ocurrió pensar en los tipos, pero en todos los tipos, no en este tipo en especial, sino...
–"Los tipos", sí.
–Eh, ahí está. En "el Tipo"... El tipo puede hacer cualquier cosa para ser distinto, pero hay una cosa que no puede cambiar, ni él, ni vos, ni yo, nadie. Mirame a mí. Soy un tipo jóven, tengo un buen laburo, una mina que me quiere y como decís vos, me sigo cagando la vida viniendo a tugurios como este. Más de una vez me dijiste: “¿Por qué estás ahí, Pablo? ¿Qué hacés ahí?” ¿Y sabés por qué estoy, Benjamín? Porque me apasiona. Me gusta venir acá, ponerme en pedo, cagarme a trompadas si alguien me hincha las pelotas. Me gusta. Y vos lo mismo, Benjamín. Vos no podés, no hay manera de que te puedas sacar de la cabeza a Irene... Y la mina tiene más ganas de casarse que Susanita.Debe tener más de 37 revistas de trajes de novia arriba del escritorio. Se comprometió con fiesta y todo, pero vos... seguís esperando el milagro, Benjamín. ¿Por qué? Vení.
–¿Escribano, qué es Racing para usted?
–Una pasión, querido.
–¿Aunque hace nueve años que no sale campeón?
–Una pasión es una pasión.
–¿Te das cuenta, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay una cosa que no puede cambiar, Bejamín: no puede cambiar... ¡de pasión!



2010/01/08

Escribir es un acto contranatura

Uno tiene que tener mucho miedo al escribir. Escribir no es un acto natural como comer o hacer el amor o dormir. Es un acto contranatura, en cierto modo. Es oponerle la escritura a la naturaleza, finalmente; decir la naturaleza no se basta a sí misma, lo cual ya es algo tremendo, sino que necesita otra realidad, un añadido que es la imaginación literaria: páginas, palabras, tinta. Eso es un acto perverso en el fondo, y peligroso.
(…) Uno se tiene que concentrar mucho para escribir, es difícil escribir y se requiere mucha soledad y mucho silencio alrededor de uno, ser dueño tanto de un espacio como de un tiempo propios no tanto del escritor como de la escritura, de lo que se está haciendo…
(...) Yo creo que las influencias son buenas porque, después de todo, la literatura se hace no sólo con creación, sino con tradición. Y si no hay tradición, si uno no acepta que pertenece a una tradición pues no va a crear nada: somos la continuidad de algo y esperemos ser la tradición de otra cosa que sigue, pero esto no se puede romper en una especie de vanidad satánica y tonta. Finalmente, decir "soy único, soy original": ¡no hay nada original en el mundo! Hay una docena de grandes temas que se repiten de manera distinta: cómo se cuenta es más importante que lo que se cuenta (Carlos Fuentes).