Los maestros nunca mueren. Siempre viven en tus recuerdos. Estaban ahí cuando tú llegaste y estaban ahí cuando te fuiste, como algo fijo.
De vez en cuando te enseñan algo. Pero no todos. Y nunca logras conocerlos tanto como ellos te conocen a ti. En algún tiempo confías en ellos y, si tienes suerte, talvez haya alguno que confíe en ti.
De vez en cuando te enseñan algo. Pero no todos. Y nunca logras conocerlos tanto como ellos te conocen a ti. En algún tiempo confías en ellos y, si tienes suerte, talvez haya alguno que confíe en ti.
-Yo... creí que era mi amigo...
-No soy su amigo, señor Arnold. Soy su maestro.
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