Imagen tomada de Polichinela |
La puerta invisible es aquella que separa —o intenta separar— la realidad de la ficción. Una escritora de teatro en plena crisis
creativa dialoga con sus personajes, convive con ellos. Ensimismada —y a la vez
hastiada— lleva una relación más intensa con sus creaturas ficcionales que con
los seres de carne y hueso. ¿Cómo librarse por fin de ellos? ¿Cómo encontrar la
llave de esa puerta —de esa cárcel— que ella misma se ha impuesto? Sólo tiene
una salida: el arte, es decir: su propia escritura.
Jorge Volpi, en su magnífico libro Leer la mente: el cerebro y el arte de la
ficción señala que «en su calidad de herramienta evolutiva, el arte no
puede sino perseguir una meta más ambiciosa. ¿Cuál? La obvia: ayudarnos a
sobrevivir y, más aún, hacernos auténticamente humanos […] Porque el arte, y en
especial el arte de la ficción, nos ayuda a adivinar los comportamientos de los
otros y a conocernos a nosotros mismos».
Los personajes del personaje principal
—vuelvo a la dramaturga saturada de su propia irrealidad— son idealizaciones o
prolongaciones de ella misma: la ayudan a conocer sus peores demonios (la parálisis
creativa, el temor al fracaso o al ridículo, la muerte, el desamor, entre otros)
y a la vez a sobrevivir. En suma, a humanizarse.
Esta obra de teatro es de Mariana de Althaus y
está dirigida por Héctor Cornejo Belón, en el teatro Umbral. Confieso que asistí a la función de esta noche, sábado 17 de octubre, luego de leer
una de mis historias: es decir, luego de reconocerme (y también no reconocerme)
en mis personajes. Para alguien que escribe (o que intenta hacerlo) esta obra
de teatro puede convertirse en un funeral y también en una fiesta: a veces nos cuesta despedirnos de nuestros personajes, decirles hasta nunca, pero ¿qué ocurre cuando el personaje que tenemos al frente es la Ficción (sí, con mayúsculas) misma? ¿Nos atreveremos a matarlo? ¿Podremos hacerlo?
David Foster Wallace nos recuerda ese viejo tópico: «la mente es
un estupendo sirviente pero un maestro horrible». Para abrir esa puerta —que es otra invención de nuestra mente— hace falta una cosa: (re)conocernos,
(re)inventarnos. Aceptar, aunque nos cueste, que, al fin y al cabo, todos somos ficciones. Esta espléndida obra teatral es una prueba de ello.
Dirige: Héctor Cornejo Belón
Actúan: Autora (Fiorella Díaz), Arena (Teffy Bengoa), Señor del maletín (Román Lizárraga),
Guerrero cojo (Rody Núñez) y Fuego (Jimena Lazarte).
Actúan: Autora (Fiorella Díaz), Arena (Teffy Bengoa), Señor del maletín (Román Lizárraga),
Guerrero cojo (Rody Núñez) y Fuego (Jimena Lazarte).
Lugar: Teatro Umbral (Calle San Francisco 204).
Funciones: hasta el 14 de noviembre de jueves a sábado a las 7.45 p.m.
Más información en Polichinela.
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