Cuesta y Herrera: muchos soñamos con verlos jugar juntos. No se pudo. |
Para empezar: siempre
defendí a Emanuel Herrera de los criticones (los “tecleros”, que son legión, y
también los que lo insultaban, a grito pelado, desde la tribuna). De arranque,
lo comparaban con Cuesta y, como es obvio, son distintos: empezando por la
presencia física de Emanuel. Cuesta era más despliegue y sacrificio: delantero
y obrero. Herrera es el goleador del equipo y del torneo, todos los rivales lo
miraban –lo siguen viendo– con respeto y envidia. No obstante, con esta salida,
por las patas de los caballos, se me cayó. Eso –hablo de mi decepción– no le
resta un solo gol, sobre todo el de la final contra U.T.C. que nos llevó, luego
del suplementario, a los penales y a ganar el Torneo de Verano (también marcó
de penal en la definición inolvidable por el golazo de “CrackChete”).
Otra cosa: soy de los
poquísimos –hablen, otra vez, “tecleros”– que lo vi jugar por última vez con la
rojinegra, el domingo pasado contra el Unión Comercio: jugó bien y marcó un
golazo. Fue el último con la rojinegra. Lo grité desde la grada, sin saber que
luego le faltaría el respeto a la institución que apostó por él. Porque sí, le
ha faltado el respeto. Nadie sabe en dónde está.
Ojo, no creo que su representante,
el señor Ronald Baroni, no sepa nada (como mintió durante los últimos días). Y,
tampoco creo que sea gratuito que lo bajen del barco del Dominó justo antes de
un partido clave ante los de Ate en la capital. Piensa mal y acertarás.
Está el hincha que dice
que no hay que ser mezquinos, que tiene derecho a irse a una liga de mucho más
nivel, como la mexicana, para crecer futbolísticamente y, cómo no, ganar mucho
más de lo que le ofrecía Melgar. En parte, tienen razón. Pero uno no se puede
ir de un equipo cuando le dé la gana y menos en el tramo final del campeonato.
Así no es, Herrera, por más goleador que seas (y que lo seguirás siendo). Y Juan
Reynoso debe estar echando humo porque él, tan rígido que es, se habrá sentido
traicionado por el 9 en el que confió (Baroni se lo ofreció primero a Cristal,
y los pavos no mostraron interés; en cambio, Reynoso, que le había seguido la
pista en México, sí creyó en él, pero el sabor final es agridulce, ¡qué
lástima!, cuando tenía todo para irse por la puerta grande).
Melgar está en
emergencia -dando por descontado a Omar Fernández como titular indiscutible-, porque Zúñiga, con lo crack y legendario que es, está para jugar 45
o a lo mucho 60 minutos, pues los años no pasan en vano. José Carlos Fernández
no anda bien y, al parecer, se va al final del Apertura. Daniel Chávez nunca
cuajó (es otro de los que se irían) y del “Zorrito” Aguirre sólo pude ver
chispazos y empeño. Nada más.
F.B.C. Melgar apura el
retorno de Cuesta pero algo le juega en contra: Sporting Cristal y el padre del
goleador. Sí, el padre de #BC9, que es su representante, está pensando más en
los billetes y los celestes, como es obvio, están poniendo más dinero sobre la
mesa.
Bernardo Cuesta, a
diferencia de Emanuel Herrera, sí siente la camiseta y la ciudad es como su
casa. Acá siempre tendrá las puertas abiertas y la cinta de capitán (cuando no
juega Cachete el capitán natural es Cuesta, se lo ganó solito). Cuesta sí está
identificado y, como ya lo dijo Reynoso, cuando Bernardo se fue a Barranquilla:
Melgar pierde más en lo humano que en lo deportivo.
Tenemos que recuperar a
un líder. Esa es la (pequeña) gran diferencia entre Herrera y Cuesta: liderazgo
y compromiso hartamente demostrados por parte de #BC9. Ojalá así sea.
En resumen: Melgar
pierde mucho en el ataque con la partida de Herrera pero gana en lo humano con
el retorno del hijo pródigo. Haciendo las sumas y restas, salimos ganando, no
me cabe la menor duda: sólo falta que Cuesta decida bien.
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