Gracias a Dios.
A mi madre, por seguir queriéndome, a
pesar de todo. Ella es la persona que más amo en este planeta (aunque a veces
parezca lo contrario, lo sé).
Gracias a Carlos Bellatín Ramos,
mi viejo amigo y excelente persona que siempre me da su gentil apoyo en la
corrección de lo que trato de escribir (sin éxito). Gran recomendador de películas,
además de ser un hermano en los momentos complicados. Los más jodidos. Gracias
por todo, “Chino”.
A mi promo y hermano Aldo Medina,
y a su novia, la generosísima Claudia, que siempre me acogen en su depa para hacer de Lima una experiencia menos traumática. Y, claro, lo logran, pues con ellos
todo es AQP.
A mi hermana K, que la quiero
mucho y fue la culpable de que me pusiera a leer buenos libros como los de García
Márquez, Reynoso, Vargas Llosa, Camus, Benedetti, Borges, Cortázar, Ribeyro y un gran
etcétera. Un abrazo hasta Francia.
A mis compañeros de promo: Juan
Carlos Gómez, “el Búho”; Leonti, “Neddy Flanders”; Coco Vásquez, Zayvo Calle,
Gelio, Albert “Tino”, etcétera… por sus lecturas, su aliento y su amistad
invariable.
A José Córdova, mi editor, por
volver a confiar en mi trabajo. También a Katherine Estrada por su amabilidad y paciencia en los días de ajetreos limeños (va un abrazo también para su esposo Alfredo).
Gracias, por supuesto, a César
Hildebrandt por su franqueza, sus consejos, la oportunidad brindada y por todo –que
es impagable– lo demás también.
Gracias a Oswaldo Reynoso y
Fernando Ampuero, a Carlos Granés y Alberto Fuguet, a Raúl Bueno Chávez, a
Michael Cunningham (desde el ya lejano 2009), a Mario Bellatín, a Martín Kohan.
Gracias a todos los escritores que de una u otra forma me apoyaron, desde el inicio, y
leyeron mis relatos: Jorge Eduardo Benavides, Julio Ortega, Guillermo Giacosa y
un largo etcétera.
Gracias a Carlos Rivera, de la
Asociación Cultural La Casa de Cartón, por animarme a dictar talleres de
escritura (ya vamos por el tercer año, creo).
Y gracias a toda la gente que se
animó a leer/reseñar/criticar/comentar/rajar/elogiar mi libro de relatos Mi familia y otras miserias.
A mis hermanos de las terapias grupales de Lima y Arequipa, a quienes les dedico mis primeros 6 meses de limpieza.
A Marco Aurelio Denegri quien, vía epistolar, me informa que, si me extirpo la vesícula biliar, me curaré.
Gracias a mi familia... que todavía
tengo.
Gracias a Micaela porque sin ella
en mi vida nada –absolutamente nada de lo que hago con pasión– hubiera sido posible.
¿Algo más? Sí, estés donde estés,
sabes que soy tuyo con mi mayor convicción.
2 comments:
Éxitos en este 2014... Y felicitaciones por todo tu trabajo. Un abrazo virtual.
Gracias por tus buenos deseos, Jasson. Tú también sigue escribiendo, amigo.
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