Guillermo Stábile, Mario Alberto Kempes, Lionel Messi, Maradona, Batistuta y Caniggia |
Si alguien está leyendo estas líneas
hay buenas nuevas. El fútbol que más amo, el fútbol que he admirado desde niño
cuando pateaba la pelota en el parque Paul Harris de mi barrio aplaudiendo y
alentando los fines de semana a volantes y delanteros talentosos, venidos de la
Argentina, en mi equipo de fútbol, el FBC Melgar: mitos como Luis Fabián “Luifa”
Artime (“viejo es el mar y todavía se mueve”, decía), el diez de tiros libres
infalibles: Gustavo “el Chino” Olmos, Néstor Orlando Mordini, Parmiggiani,
Ricardo Daniel Kergaravat, entre otros. Sin olvidar, por supuesto, a uno de
nuestros arqueros más brillantes como el fallecido Alejandro Gustavo Mulet
(salimos campeones nacionales con un guardameta argentino en el arco: Emilio
Campana).
Argentina ha vuelto luego de 24
años a una final de la copa del mundo. Otra vez en América como en 1986. Otra
vez contra Alemania. Otra vez en un coloso deportivo. Antes en el estadio
Azteca de la ciudad de México, hoy en el Maracaná de Río de Janeiro. Ésta era
la final soñada —la he esperado más de media vida— y se disfruta mejor sabiendo
que Brasil volvió a perder su mundial. Aquella final de 1990 me había jurado
volver a ver a la albiceleste en una final: en ese entonces no lo sabía, tenía
que aparecer un heredero de esa diez tan pesada (y, por momentos, maldita). Ahora
le toca a Messi, el mejor jugador del siglo XXI. El mundial hay que ganarlo.
Argentina ha demostrado tener la hinchada más fervorosa del mundo, opacando a
los propios brasileros, quienes muestran una llamativa anemia creativa para
hacer cánticos.
Esto es por aquella generación
dorada que no ganó la copa del mundo: Gabriel Omar Batistuta, Claudio Paul
Caniggia, Abel Balbo, Ariel Ortega (se dio la revancha, “Burrito), Hernán Jorge
Crespo, Marcelo Gallardo, Javier Adelmar Zanetti, Roberto Fabián Ayala, Juan
Román Riquelme, el “Cuchu” Esteban Cambiasso, Sergio Goycochea, Roberto Carlos “el
Pato” Abbondanzieri, Juan Pablo Sorín, Diego Pablo Simeoni, Cristian Alberto
"El Kily" González. Y más. Mucho más.
Hoy la vida es menos triste. Hoy
todo parece perfecto. El fútbol me ha dado un premio enorme, pase lo que pase
en la final. Y hay que repetirlo ahora y siempre: ¡tanta gloria, tanto fútbol
desplegado por el mundial! ¡Y en cada gol la pasión y la emoción!
Y porque sé que usted le ha
metido, en la sombra, la mano al equipo: ¡gracias, doctor Bilardo!
Ya se siente en el vesturario argentino: "Brasil, decime qué se siente tener en casa a tu papá. Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar: que el Diego te gambeteó, que Cani te vacunó, estás llorando desde Italia hasta hoy. A Messi lo vas a ver: la copa nos va a traer. MARADONA ES MÁS GRANDE QUE PELÉ".
Ya se siente en el vesturario argentino: "Brasil, decime qué se siente tener en casa a tu papá. Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar: que el Diego te gambeteó, que Cani te vacunó, estás llorando desde Italia hasta hoy. A Messi lo vas a ver: la copa nos va a traer. MARADONA ES MÁS GRANDE QUE PELÉ".
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