Luego de fallarse goles hechos ante Alemania y Chile le dedicaron este meme a Gonzalo Higuaín. |
Primer tiempo
Hace
un año (para ser exactos, el 6 de octubre de 2016) estaba en una tribuna
popular del estadio Nacional viendo un intenso partido Perú-Argentina con mi
amigo Aldo Medina.
Él,
que sabe que soy ferviente seguidor del fútbol argentino –yo había estado el
año 2015 en el Camp Nou viendo a Mascherano y a Messi–, me dijo, con tonito
cachaciento:
–Menos
mal que lo pusieron al “Pipita” Higuaín.
–¿Por
qué?
–Porque
no le hace gol ni al arcoíris…
Ni
bien terminó de lanzar su pachotada, ambos vimos cómo Higuaín entró al área y
con la categoría de los grandes definió ante la apresurada salida de Pedro
Gallese.
Así son los cracks: aparecen cuando menos se los espera. Ahí
nomás: a unos cincuenta pasos de nosotros parecía que Argentina nos ganaba otra
vez (Perú no le gana en Lima a Argentina desde 1985 y jamás le ganó en Buenos
Aires, por eliminatorias). Pero apareció el mejor delantero peruano que yo,
modestamente, he visto: Paolo Guerrero.
Al final del partido ya no hablábamos
de Higuaín, ni de Mascherano (que tuvo un error grosero y provocó el segundo peruano de penal), ni de la ausencia de
Messi; hablábamos de cómo la bajaba de pecho Paolo Guerrero.
Al
día siguiente, por la noche, presenté un libro en la librería El Virrey y les
dije que lo único que me interesaba escribir era sobre cómo dominaba el balón
Guerrero: que luego hizo lo mismo contra Uruguay: ponerse en “Modo Avión”,
ingresar al área, controlar el balón y hacer parecer un marcador amateur al
capitán uruguayo Diego Godín.
Hoy, en la mítica Bombonera de Buenos Aires (el patio de la casa de Juan Román Riquelme), no estará el “Pipita”, tampoco Agüero.
Argentina colectivamente es muy pobre para los nombres que tiene porque, está
claro, individualmente están por lejos por encima del resto con Brasil.
El
único peruano que jugaría hoy en Argentina –o Brasil o Uruguay– sería Paolo Guerrero.
Los demás, no. En la previa lo sensato sería firmar el empate, pero los desbordes
y la ilusión generados hacen creer en un triunfo histórico.
Segundo tiempo
Esta
es la última fecha doble: son dos tiempos o dos partidos. Todo se define en
Lima contra Colombia. Y precisamente, antes del Perú-Argentina del año pasado,
estuve en el Perú-Colombia del 2012, clasificatorio para Brasil 2014. Otra vez
en la tribuna popular, y otra vez con mi amigo del cole Aldo Medina, que
siempre me acoge cada vez que paso por Lima. Parecía que se podía pero Farfán
comió algo (o hizo algo) y no arrancó. Había un clima anómalo. Al final
apareció un chibolo llamado James Rodríguez a quien no conocía, la verdad. Hoy
es un crack de Bayern Munich.
Tiempo extra
Respeto
el entusiasmo de muchos peruanos. De la prensa deportiva ya nada me sorprende:
las portadas de siempre, como hace veinte años. No hubo la hostilidad de Santiago en Chile en 1997. Pero está Messi, que es el mejor del mundo, y yo
firmo el empate. Aunque en realidad quisiera que la tabla se quedara inmutable.
Acá se sueña con ir al Mundial dejando fuera a Argentina. Yo creo que la nota
va por otro lado: dejar afuera a Chile. Difícil pero posible.
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