Estamos en la edición 200 de Hildebrandt en sus trece. |
—Imagínate encerrada en un sótano, pequeño y completamente oscuro. No sientes nada allá afuera, sólo el tic tac de un viejo reloj que da cuenta del inexorable paso del tiempo. ¿Lo soportarías?—Eres un perverso.
Por otro lado, le agradezco a mi editor, José Córdova, por haber dejado algunos ejemplares de mi libro en Ríobamba, Ecuador. Uno de sus amigos ecuatorianos, Lenin Vimos, le envió una carta que me emocionó mucho. Acá la comparto:
Hermano querido, espero que hayas aterrizado en tu ciudad natal, espero que te hayas llevado un gran recuerdo, yo en este momento estoy nuevamente chumado buscando a alguien que quiera meterse trago. Y, pues, te comento que he leído el libro de Mazeyra. Me ha hecho llorar y recordar muchas cosas. El man es un tipo muy bueno, hermano, y sus historias me han llevado de una al borde de este mundo. Me da mucho miedo seguirlo leyéndolo pero a la vez también me da más curiosidad, cada día lo veo en mi repisa y digo: lo leo o no lo leo. Al final, termino leyéndolo y casi llorando. Gracias, de verdad, hermano, por todo y por ese gran regalo, te espero cuando desees en esta mi tierra. Cuídate y a seguir caminando fuerte.
Luego me contacté con Lenin Vimos y él gentilmente me envió algunas líneas:
Luego de dos días de borrachera decidí coger el libro, Mi primera máquina de escribir, se prestaba a ser devorada por mis ojos. Esa historia me llevó a ver mi pasado, a sentirlo en carne propia, a recordar mi infancia y los problemas que de niño se daban en ella. Las lágrimas me envolvieron, no podía más. Debía sanarme por completo para leerlo; ahora tu libro lo veo en la repisa de casa y tengo miedo al leerlo, al instante una curiosidad me lleva a tomarlo, verlo y decidir entre seguirlo leyendo o no. La verdad, sí, este libro me ha llevado al abismo, en cada historia me ha hecho más sensible, MI PRIMERA MÁQUINA DE ESCRIBIR, SOLOSÍN, CUERO DE CHANCHO, son escritos que, sin pensarlo, me han llevado a otro mundo, al borde del precipicio. Por eso había decidido no leerlo más. Pero no fue así. Tu escritura me llevó a sentarme en la sala de casa y continuar la marcha, es una felicidad enorme que ese libro haya llegado a esta ciudad fría y, en ocasiones, llena de tristeza. La verdad, Orlando, a mí me llena de mucha felicidad el saber que tú, el autor de este maravilloso libro, me haya escrito para compartir mis palabras en su blog. Qué alegría, una felicidad eterna saber eso. Yo te iba a escribir y a enviar una solicitud de amistad cuando lo acabara de leer por completo pero, mira, ahora ya somos amigos a la distancia, a una distancia que lo único que nos unirá serán tus palabras plasmadas en este libro. Ahora, un favor especial y grande: yo quisiera ver si puedo leer tus cuentos a tu nombre en algún “bar” al que seamos invitados o en algún evento que la universidad realice, esa es mi única petición, para que los jóvenes conozcan más de tu maravilloso libro.Un abrazo lleno de éxitos y mucha felicidad desde esta ciudad donde siempre se te esperará con los brazos abiertos.
Lenin Vimos
Ríobamba, Ecuador
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