2014/09/29

Duermevela

En el semanario Hildebrandt en sus trece - Edición 219
Acá un fragmento:


(...)
—No sé si llamarlo miedo, lo que pasa es que escribir para mí es como lanzar piedras al centro de un estanque y ver esas ondas que van creciendo de dentro hacia fuera mientras las piedras se ahogan, desaparecen en el fondo... Pero lanzando piedras no voy a poder representar ese remolino, esa confusión absoluta, cataclísmica, que hay dentro mi corazón. ¿Cuando escribes no te da miedo ir pariendo un monstruo?
—Si ese monstruo soy yo entonces ¿qué puedo hacer? Reconocerme, eso es lo que queda.
Quisiera decirle también que, según Don DeLillo, un libro que está en proceso de escritura es como un niño horriblemente deforme que, reptando, persigue al escritor a todas partes, pero esta mención podría asustarla. No lo sé. A mí me entusiasma porque soy demasiado masoquista y para mí lo horrible siempre ha sido lo más estimulante.
—No te subestimes nunca, Daniela. Y no tengas miedo de sacar a pasear tu locura…

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