En Hildebrandt en sus trece - Edición Nro. 218 |
Un fragmento:
(...)
Algo no ha resultado bien. Despierta en un hospital. Adolorido. Fracturas y un traumatismo encéfalo-craneano severo. Un par de tías y un cura conversando. Los escucha con atención:
—Lo ha hecho por culpa de esta chica llamada Micaela, el pobre todavía no lo puede superar —le comentan al sacerdote y él asiente con un gesto de lamento.
Entonces si me suicido, piensa él, dirán que lo hice por Micaela. Una verdad. Y una mentira. Mirarán sólo la punta del iceberg.
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