Acaba de aparecer la primera entrega del 2007 de la Revista Literaria mexicana HermanoCerdo. Hay un texto mío, los que quieran ir al sumario, pueden hacer clic aquí.
«Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado» (Jorge Luis Borges, El Sur).
2007/01/22
2007/01/17
¿Pena de muerte, señor presidente? (*)
¿Pena de muerte, señor presidente? No. Y, no se haga el sueco, porque usted lo sabe: ésta no es sino otra muestra más de su consabida gimnasia actoral, de su pirotecnia populista, de su ilusionismo galopante.
Le ha sentado mal la amnistía colectiva, y a nosotros, los estafados, nos quedan poco más de cuatro año de cólicos recurrentes: esos que llevan su semblante de embustero redomado. Basta de cuentos, por favor. ¿Acaso Federico Danton fue vacunado contra la rubéola? ¿Acaso desapareció el carné del partido y se convocaron a los mejores? ¿Fue el examen a los profesores otra de las elucubraciones itinerantes de los compañeros para lucrar y amañar resultados?
Si en verdad usted cree en la pena de muerte, entonces que los malos mandatarios sean los encargados de probar el filo de las guillotinas. Nos hicieron cholitos otra vez, ésa es la única pena posible. La embriagadora pena que nos horada y nos acusa como pueblo que no se cansa de autoflagelarse. Para esta pena no hay vacuna ni cura… lo saben usted, Fujimori y todos los que exigen una nueva oportunidad para volver a equivocarse a costa nuestra.
Le ha sentado mal la amnistía colectiva, y a nosotros, los estafados, nos quedan poco más de cuatro año de cólicos recurrentes: esos que llevan su semblante de embustero redomado. Basta de cuentos, por favor. ¿Acaso Federico Danton fue vacunado contra la rubéola? ¿Acaso desapareció el carné del partido y se convocaron a los mejores? ¿Fue el examen a los profesores otra de las elucubraciones itinerantes de los compañeros para lucrar y amañar resultados?
Si en verdad usted cree en la pena de muerte, entonces que los malos mandatarios sean los encargados de probar el filo de las guillotinas. Nos hicieron cholitos otra vez, ésa es la única pena posible. La embriagadora pena que nos horada y nos acusa como pueblo que no se cansa de autoflagelarse. Para esta pena no hay vacuna ni cura… lo saben usted, Fujimori y todos los que exigen una nueva oportunidad para volver a equivocarse a costa nuestra.
(*)Texto editado en la sección Cartas de los lectores del diario La República (17/01/2007):
2007/01/04
La Revista AXOLOTL
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