Después de una temporada que, con escasos puntos altos, me resultaba decepcionante, hoy The Walking Dead se reivindica y cierra con un episodio sobrecogedor, emotivo, realmente hermoso. El diálogo premonitorio entre Abraham y Sasha. El sacrificio de esta última (la escena de ella encerrada en un cajón fúnebre escuchando música seleccionada por Eugene, antes de quitarse la vida, es inolvidable). El mensaje de Rick a Negan cuando todo parecía a punto de terminar (con él o con su hijo, quizá ambos). Las palabras de Maggie, recordando a Glenn pero también siguiendo el mensaje de su padre, el gran Hershel: un repaso por cada temporada, por cada parada, empezando en Atlanta... vaya, estamos todos peleando por un mundo nuevo con Rick Grimes. Ésta es una serie formidable.
«Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado» (Jorge Luis Borges, El Sur).