2014/03/30

Síndrome de Estocolmo

En la edición Nro. 195 del semanario Hildebrandt en sus trece
En la edición 195 de Hildebrandt en sus trece aparece mi historia Síndrome de Estocolmo.
También en la página 27 aparece un bello de texto de César Hildebrandt titulado Dormir sin culpa, que comparto.

Los animales duermen sin culpa. Sin manchas ni remordimientos. Duermen como han de morir, como vivieron: puros, lo más cercanos a Dios (si Dios hubiese). Vivían las bestias la paz del paraíso hasta que el mono transformado llegó para trocearlos. Y el mono inventó las hamburguesas, los patés, las putas de Avignon embutidas en mallas de torero, las máquinas fabricadoras de mastitis, las páginas sociales, los reyes belgas matando por marfil. Decretó el mono apenas transformado que él era el rey de la creación y el hijo de Dios y todo eso lo dijo para inventar corrales, mataderos, lentas muertes, programadas gorduras. Lo dijo con la voz del falso coronel de Kentucky Fried Chicken. Llegó con hachas el mono transformado, con patadas llegó la bestia humana a establecer el reino del martirio. Ese mono bajado de los árboles que afirma haber visto la zarza ardiendo está matando también su madriguera. El planeta está harto del mono soberbio, los hielos se derriten por su culpa y el culto por las chimeneas terminará con esta roca que gira sin sentido alrededor de una estrella que ignora también por qué se quema. Cuando la locura me llama y la ninguna razón del universo solicita mi atención, entonces yo me pongo a ver fotos de animales que duermen y consigo así no suicidarme.

2014/03/21

In Memoriam

Para mi amigo del alma (1998-2014).
En la edición Nro. 194 del semanario Hildebrandt en sus trece recuerdo a un amigo que hace poco me dejó:

Me agacho, abro despacio el cierre de la mochila y saco el recuadro de mármol que yo mismo hice hacer con la debida antelación. Lo acomodo con paciencia en el extremo izquierdo del jardín. Estoy cubierto de sudor, el mediodía del verano me cae en la cabeza. Pasé toda la mañana cavando: me duele la columna y me tiemblan los brazos debido al esfuerzo. Me siento débil, lo cual no es novedad. El silencio se hace denso mientras leo el mensaje –una sola palabra– que le hice poner en letras doradas.

2014/03/18

¿Sueñas con el mundial de fútbol? Toma...

Final del mundial Argentina 1978.

2014/03/10

Un genial accidente

En el portal de El Búho aparece Un genial accidente. Acá un fragmento:

Quisiera empezar una carta. Escribirla a puño y letra —castigar cada frase hasta encontrarla perfecta, humanamente incontestable— pensando que la leerá. Será la última, la definitiva. Un genial accidente. Un chorro de luz que atraviese la carne de su carne y llegue hasta su alma. ¿Será posible?

Desearía, también, no terminarla de escribir jamás. Rehacerla a diario, dejarla dormir a veces —conmigo, oculta bajo mi almohada— y arremeter de nuevo al día siguiente. La carta más larga del mundo. Y la más extraordinaria que jamás nadie haya leído.

Puede leer toda la historia haciendo clic acá: Un genial accidente.
Dirección corta: http://elbuho.pe/52241

2014/03/01

Muerto de hambre

En la edición Nro. 192 de Hildebrandt en sus trece (del 28 de febrero al 6 de marzo) apareció mi historia Muerto de hambre.
[...] Cuando le di la segunda lectura sentí que todo lo que yo quería expresar sobre la película él lo hacía muchísimo mejor: con más claridad, utilizaba palabras sencillas y adjetivos precisos. ¿Acaso yo tenía que esperar a tener la cabeza repleta de canas para poder escribir así? 
Muerto de hambre es lo último que escribí en mucho tiempo y se puede leer en la última edición de Hildebrandt en sus trece. Y creo que va sobre "la pereza de los vagabundos, el rompecabezas que no terminé... la maldita canción del verano, la casa de citas de mi corazón... El aniversario de la soledad, la liturgia de las despedidas... La banda sonora de lo que viví".