2009/01/25

CRÓNICA IMPÚDICA DE UN MATRIMONIO


Ayer, sábado, ––y después de años de idas y venidas–– por fin se casó el Leonel. Mientras escribo estas líneas combato la resaca con ayuda de un ‘RIVO’.
Es sorprendente lo que uno puede llegar a conmoverse en este tipo de ceremonias. Al ver a un amigo dar el definitivo (eso, al menos, es lo que uno augura para los que queremos); las sensaciones se entrecruzan: alegría por una novia que llora vivamente y pena ––nostalgia–– por un amigo que nos deja. O digo mejor: que lo dejamos ir… a esa ruta que ahora él recorrerá para siempre de a dos.
Siento que debería decir mucho al respecto, pero la verdad es que no puedo ––no debo–– decir nada porque yo no he pasado por esto. ¿Lo haré? La mayoría de las veces pienso que no, pero en otras ocasiones creo que sí. La vida me está jugando sucio, aunque no descarto que en el fondo el sucio soy yo. El matrimonio es una cosa grande, quiero escapar de este rito, pero quiero estar más cerca de Johanna. Si la vida me da una tregua quizá llegue a casarme. Si Johanna se la sigue jugando por mí, entonces siempre estaremos juntos. ¿Qué más puedo decir? Dame, dame, dame un poco de tu amor, yo a cambio te ofrezco una montaña de horror. Y me viene a la mente la frase del Hermano Fabio. Entender el fracaso como ese mirar atrás y darse cuenta de que uno nunca ha amado. Yo miro atrás y descubro que sí he amado y me han amado. Pero en mi mezquindad infinita sólo fulguran dos personas: mi madre y mi mujer (porque no es necesario un papel para llamarla así). Mi madre y mi mujer. Lo demás es otra historia. Es la historia de mis deudas pendientes. Hay muchas deudas pendientes en mi vida y mi chequera es muy corta. No me alcanza para nada. El amor no se compra, por suerte. El amor no tiene precio. Seguramente eso es lo que más jode (y me jode hasta la enfermedad etérea que arrastro por dentro), me escupo a mí mismo y sigo cayendo: abrí los ojos y estoy vivo, ¡tendré que vérmelas con la resaca! ¿Qué hago? Navego en barcos que se estrellan con mi alma. Vivo atormentado de mis sinsentidos, creo que ésa sí es la parte más pesada. El youtube me trae a Fito y con él navego mientras cae la tarde y va menguando la resaca, él dice “no sé si es Baires o Madrid” y yo respondo: no sé si es sólo una cuestión de actitud.
Voy a mojarme la cabeza con agua helada, ojalá el agua se lleve la ansiedad y la pena. Ojalá Johanna toque la puerta pronto y me eche a andar por otros lados. A Fito le gusta estar al lado del camino, a Benedetti en cambio le gusta algo que me gustaría decirle al Leonel (algo que siempre me dice el Ciego): “No te salves ahora ni nunca, ¡no te salves!”.
Ayer estuve desesperado por abrir la botella de whisky. Hoy estoy desesperado por habérmela terminado. Y quiero llorar, pero río. Me acuerdo de la esposa del Leonel preguntandole al Chino Bellatín: ¿Tú eres la Bertha? Yo no lo escuché, me lo contó Luis Valencia (“la Bruja” Verón), un compañero del cole que creía perdido, pero que ayer recuperé en medio del hielo y la lluvia de alcohol. Entonces otra vez vivir vale la pena.
Lo último: los finales felices son para los estúpidos (y yo soy tan estúpido cuando bebo: "más no te asustes, flaca, siempre se me pasa"): la vida nunca tiene finales felices. Pero sí tiene grandes finales. Que Leonel y su esposa lo tengan. Yo sé que sí.


2009/01/15

Fabio Galdos: Yo me sentiría un fracasado si volteo para atrás y descubro que en mi vida no he amado.

Arriba, con el Hermano Fabio (el segundo), el día de sus votos perpetuos. Abajo, foto del recuerdo en Arancota.

"Mi único miedo, te lo digo así sin poesía, sin querer ser huachafo: miedo a no amar. Yo me sentiría un fracasado si volteo para atrás y descubro que en mi vida no he amado".

Y sí, anoche, Fabio y yo miramos hacia atrás, y sólo uno de los dos se quedó sin un buen palo al que aferrarse. Fueron casi tres placenteras horas de conversa con el Hermano Fabio (o Flash o Mc Flay, como le decíamos en el colegio). Hace un par de días él había dado sus votos perpetuos como Hermano De La Salle ante un auditorio repleto y, ahora, la noche de un miércoles de miércoles se hacía propicia para conversar y soportar la resaca que me tenía con los muñecos a flor de piel.

El Hermano Fabio sigue siendo el mismo lento que no sabía correr ni patear un balón, y que era pésimo en matemática y casi todas las materias que lo tuvieron a un pasito de repetir de año. Todavía puedo verlo molestando a la Bertha o irritando al profe Chocano, pero a veces me parece que ya no está, ese pata se fue para siempre. Acá hay un hombre de grandes compromisos. Eso: un HOMBRE en todo el sentido de la palabra, que habla de los curas con hijos, mujeres que celebren misa, del gran Calamaro, Fito de pasadita, los jesuitas, la logoterapia, la adicción, prostitución, rubias hot… y, también, de su latiguillo, su frase más recurrente: “el vivir con amor”. Amén.

¿Fabio, tienes claro en qué momento decidiste que querías ser Hermano De La Salle?

Sí. Cuando estaba en cuarto de secundaria fui a un Encuentro Juvenil en Lima. Y allí fue en donde me decidí. Yo estaba en Pastoral y fuimos representando al colegio.

¿Estabas en Pastoral con quiénes más?

De los que fueron a ese Encuentro Juvenil, estaba Gustavo Chávez, Coco Shavrodrichz, Christian Campos, Shlym Linares, Jimmy Vargas y yo. Éramos seis patas de cuarto de secundaria y dos de quinto. Nos llevó el Pop Corn, y también el Pepe Torres.

Fueron como representando al colegio.
Sí.

¿Qué pasó en ese retiro?
Como te digo, fue un encuentro juvenil y fue allí donde yo conocí a Hermanos jóvenes. Me llamó mucho la atención la fraternidad, la forma cómo se trataban estos Hermanos jóvenes… y fue cuando me dije: “Yo quiero ser uno de ellos”.

Hasta antes de ese momento no sabías qué carrera estudiar, que querías hacer contigo.

No, no sabía nada. Porque a mí el estudio no me interesaba, no me gustaba. Y hasta yo pensaba que los Hermanos no estudiaban o estudiaban algo sencillo, ¿no?

Eso de ser Hermano lo veías como un oficio sencillo, asequible.

Asequible, pensaba que era más que estar con los jóvenes, enseñar. Pensaba que consistía en estudiar Teología.

Fabio, convengamos en que lo escogiste porque lo viste como algo fácil que no exigía mucho.

Sí, porque no me gustaba el estudio. Ahora, no tanto porque lo consideraba fácil. Pero sí fue una gran sorpresa el saber que tenía que estudiar y prepararme convenientemente.

Yo tengo la idea de que no le dijiste a la gente de la promoción que querías ser Hermano De La Salle porque tenías miedo de que se burlaran de ti o de que te molesten.

Yo en realidad no se lo quería contar a nadie porque tenía miedo de que finalmente no me decida o que no me acepten. Como que me decía a mí mismo: “Pucha, yo quiero entrar pero al final puedo retractarme”. Entonces para qué crear una expectativa. Yo a mi familia no le conté nada hasta noviembre del 97, cuando estábamos en quinto de media. Ese mes se lo tuve que contar a mis papás. ¿Por qué? Porque tenía que ir a una convivencia. Tenía que ir a pasar una semana en la Casa de la Juventud. Pero aparte de ellos (mis padres), a nadie más, ni a mi hermana, ni a mis abuelos, ni a nadie se lo dije. Y ellos se enteraron dos semanas antes de irme y porque ya me habían dado la aprobación. Luego ya me fui a Lima al postulantado.

O sea, ya te ibas de tu casa. ¿Los agarraste fríos a tus papás?

Sí.

¿Y cómo lo tomaron?

Lo tomaron bien, no se hicieron muchos problemas. O sea, sí les chocó, obviamente.

¿No te disuadieron?

No, en ningún momento. Ninguno se opuso, ni me disuadieron. Me dijeron: “Anda, ve, tú mismo decide tu futuro”. Porque ellos se imaginaban que a los diecisiete años uno todavía está indeciso, que uno prueba cosas y que yo iba como “a probar”.

A los diecisiete tú eras tan o más inmaduro de muchos de nosotros, que muchos de la promo que no sabían qué hacer con su vida. Pero llegaste a Lima y te encontraste con qué cosas…

Con que tenía que postular e ingresar. Éramos 17 y sólo íbamos a ingresar 10. Empecé los estudios y me di cuenta de que eran muy exigentes. Estudié con Jesuitas.

¿Cómo es la formación de los Jesuitas?

Son muy apasionados por el estudio, por las humanidades, por la literatura, por la historia, las artes... y ellos te contagian esa pasión. Establecen un diálogo entre la Fe y la Cultura.

¿De repente ésa puede ser una falencia de los Hermanos De La Salle?

No. De una u otra manera nosotros vamos por la misma línea, sólo que me parece que nosotros somos menos ‘intelectuales’ por lo que nos dedicamos más a la cuestión escolar, colegios, institutos, incluso en lugares más ‘sencillos’. Los Jesuitas, muchos de ellos se dedican a la filosofía, teología, historia.

Y dentro de tu formación, ¿qué persona sientes que más te ha marcado?

Bueno más fue cuando estudié Pedagogía. Una profesora que era muy apasionada por la Pedagogía, me aportó bastante, porque son gente muy idelista, nada mediocres.

¿Cómo era un fin de semana en tu vida cuando eras estudiante, cuando estabas en quinto?

Normalmente, como formé parte de la Pastoral, mi círculo estaba formado por chicos de Pastoral, nos juntábamos por iniciativa propia, formamos una comunidad: los Vaugirard.

¿Quiénes de la promo o conocidos estaban ahí?

Chalo Pampa, Beto Borda, Pablo Cuadros, Gerald Peralta, Coco Loayza Ponce. Había bastante gente: José Valdivia Monroy, Coqui La Torre Bernedo.

¿Y de entre ellos a quién más recuerdo como gran amigo?

A Beto Borda.

¿Por qué?

Con Beto Borda, no sé cómo, nos volvimos grandes amigos. Digamos que él era la persona con quien más entré en confianza, nos contábamos nuestros problemas, él los suyos y yo los míos.

¿A él le contaste que querías ser Hermano?

Él sí sabía que yo quería ser Hermano. Pablo Cuadros también lo sabía. Y de la promo creo que nadie más… Oscar Torres también creo que lo sabía.

Entonces Beto Borda era un gran amigo.

Sin duda alguna, era un gran amigo. Y lo extraño mucho ahora que está en Australia. Es una persona con la que a veces, a pesar de la distancia y el tiempo, cuando la vuelves a ver, siento que no han pasado los años. Persiste la misma confianza, de decirle las paltas que tengo, mis problemas.

¿Los más estrafalarios de la promoción?

¿Locos? Esteeeeee… el "Jeanpi".

¡El Jean Pierre!

Más que loco, buena gente, entrador, amiguero. Pero alguien estrafalario, no sé. Pero si me dices los más pilas: Jean Pierre, el Lino, ¿quién más? El Payasito.

¿Y el Sergio?

Ja ja ja (ríe). El Sergio es otro caso, es caso aparte. El Sergio es un pata que lo estimo mucho, es un pata excelente, a pesar de sus locuras y de que tiene cosas que no entiendo, porque hay cosas de algunos que nunca voy a entender... pero que tampoco es que no entienda, sino que no estoy de acuerdo. Pero él es un pata fuera de serie. Muy sincero, ni tiene doblez.

Y un profesor que recuerdes mucho…

Lucho Vignes. Siempre con mucho cariño. Un recuerdo muy fuerte de él en primero de secundaria cuando tuvimos un grupo juvenil y él incidía bastante en el hecho de no ser borregos, de no ser uno más del montón, de que no importaba parecer un idiota, un tonto, pero nunca había que ser montón, que lo peor es ser borrego. Eso para mí caló mucho y así trate de manejarme, pero a veces es difícil.

Esto de ser Hermano te ha ayudado bastante a explorar campos que desconocías como, por ejemplo, la literatura, la cultura…

Sí. Pero más que haber sido Hermano, el hecho de haber estudiado en la Antonio Ruiz de Montoya, así se llama la universidad jesuita en donde he estudiado. Hay profesores de todos los lugares, literatos, historiadores, y justamente ellos me contagiaron esa pasión por el estudio, de estudiar con pasión y no por aprobar. Yo puedo decir en que toda esa formación nunca he plagiado, lo que era para mí un hábito normal en la secundaria.

Alguien podría pensar que en el cole eras un gil, un monse, que no plagiaba o que ni sabía plagiar.

(Sonríe). Sí plagiaba y uno de los que más me ayudaba era Pablo Cuadros. Y copiaba porque, como te digo, no me gustaba estudiar, detestaba el estudio, excepto Historia. Digamos que Historia el único curso que me apasionaba y en eso tenía mucho que ver Lucho Bejarano. Me gustaban sus clases, siempre tenía mi cuaderno al día, y era el único curso del cual se copiaban de mí.

Fabio, ¿y cuál es el curso que más detestabas?

Química, porque nunca entendí nada. No por el profesor, porque yo a Pedro Galdos lo conozco bien, es una buena persona, quizá yo no ponía de mi parte, pero química es el curso que yo sé que no sé nada hasta el día de hoy.

¿Estás en la calle?
En la calle: de química no sé nada en absoluto.

¿Qué profesor te caía mal?
Ahhhh… el Pop Corn, porque era exquisito, no sabía comprender a los adolescentes, era engreído.

Y paradójicamente él nos acusaba a nosotros de engreídos.

Era un engreído, y se comportaba como adolescente, tenía reacciones de adolescenciales.

¿Y qué más recuerdas de, por ejemplo, el Hermano Gabriel Vignes?

Recuerdo mucho sus chicotazos en la primaria. Porque, yo a pesar de ser tranquilo también los recibí y siento que a todos nos han caído sus chicotazos, ¿no?

Cuál es o cuáles son las anécdotas que tienes más marcadas de la vida escolar.

Recuerdo con mucho cariño, a la secundaria la añoro bastante, cuando veo a los jóvenes, a los chicos. Por ejemplo, en segundo de media cuando empezamos a ir a jugar taco donde Shlym Linares.

¿Con quienes ibas al taco del Shlym?

Chalo Pampa, Omar Vera Danner, Alex Apaza, íbamos varios.

Y allí ya tiraban sus tragos.

Algunas veces, sí, también. Yo recuerdo mucho esa época de segundo de media. Y no sé por qué, pero por ejemplo me gustaba en ese tiempo jugar al fútbol, no jugaba nada, pero me jalaba el Chalo Pampa. Fue el único año en que lo hice. También recuerdo mucho en quinto que Pablo Cuadros llevaba trago en el frasco de su jugo, llevaba corto de su casa, ron con gaseosa, él lo preparaba. Y nos íbamos al fondo, detrás de los árboles por donde hacíamos salto largo y simplemente por el hecho de fumar y beber y de tomarnos una foto haciendo eso en el colegio. Debe haber por ahí alguna foto de nosotros fumando y tomando durante los recreos.

O sea que ustedes tomaban y fumaban en los recreos.

Sí, sí, sí. Ahí en donde ahora es inicial, por el portón azul del fondo. Tomar más veces, fumar en pocas oportunidades, como para jactarnos, como para sentir que corríamos un riesgo.

¿Qué recuerdas del viaje de promoción?

Recuerdo que fuimos poquitos, como veinte, pero que la pasamos excelente. Yo me divertí bastante, Cusco, Lima, las borracheras.

Ya por esos días pensabas en ser Hermano...

Sí, ya era octubre.

Y hace unos días se han realizado tus votos perpetuos. Para una persona como tú, el celibato vendría a ser como una ofrenda a Dios, ¿qué significa el celibato para ti? ¿Por qué renuncias al sexo?

Más que renunciar al sexo, es una forma de relacionarme con los seres humanos con mayor libertad. Con más libertad porque justamente el sexo, no sólo el sexo, el establecerse con una sola persona, una pareja, significa exclusividad, y significa también un “dame que te doy”, no quiero que se malentienda y se piense que digo que no hay libertad en las parejas de esposos, simplemente que para la opción de vida que deseo tomar, la búsqueda de libertad va justamente por el celibato.

Pero me parece que a ti el celibato te quita libertad, de no sentir quizá el placer más grande que podamos disfrutar los seres humanos.

No digo que sea el placer más grande. Me refiero a la dependencia que uno genera, dependes de otra persona y otra persona depende de ti, emocional y afectivamente, inclusive económicamente. Yo voy por no depender y que nadie dependa de ti afectivamente. Quiero tener la libertad suficiente para relacionarme con varias personas, con libertad, y no generar nunca dependencia.

¿Y no has pensado mucho respecto al hecho de que no vas a ser papá, de que nunca vas a tener hijos?

Sí, por supuesto. Justamente hace poco como que caí en la cuenta. No caí en la cuenta sino digamos que hay etapas, ¿no?, que uno va quemando. De pronto uno piensa qué bonito es trascender en una sola persona, generar vida. Pero como Hermano siento que trasciendo en muchas vidas, pero no con exclusividad. ¡Qué bonito es ser exclusivo para alguien, ser padre!

Y como Hermano, ¿tienes miedo de fracasar? ¿De renunciar o retirarte?

Para mí retirarse no es fracasar.

¿Pero tienes miedo?

Mi único miedo, te lo digo así sin poesía, sin querer ser huachafo: miedo a no amar. Yo me sentiría un fracasado si volteo para atrás y descubro que en mi vida no he amado. Y justamente siento que en mi vida he estado lleno de amor.

¿Qué es lo que más has amado?

Pues, creo que, aunque suene abstracto, haber amado a Dios. Porque amar a Dios no es amar al aire, sino amar a todas las personas que Dios me ha puesto en el camino, personas que necesitaban de mí, y que, si yo no estaba, igual otro pudiera haber estado allí.

¿Alguna vez has amado a una mujer, como hombre?

Sí. Sí me he enamorado y eso es como que también me ha ayudado, me ha dado más libertad, a decidir con mayor libertad, porque yo sé lo que estoy dejando de lado.

Sí sabes lo que estás dejando entonces.

Sí, digamoslo que sí. Y me doy cuenta de que definitivamente –y hablo de este momento de mi vida y no de más adelante– me siento dichoso sin tener una mujer en exclusividad, célibe, soltero.

¿Qué cosa te falta explorar?

No sé.

Me dijiste, por ejemplo, que quieres estudiar teatro, Fabio.

Algo que siento como una frustración, me encanta el teatro.

¿Por qué te gusta el teatro?

Porque uno puede desarrollar muchas habilidades sociales. Relacionarse con la gente, es un arte. Se combinan muchas cosas: la literatura, la expresión corporal, es una forma de expresarse.

¿No es una forma de canalizar nuestro afán de ser muchas personas a la vez?

Justamente eso. Por un momento jugar a ser otra personal. Al final, es algo lúdico. Además de un arte, es un juego, uno se divierte.

A uno le divierte jugar a ser otras personas, pero a veces deja de ser un juego y ya es algo, digamos patológico, esquizofrénico. No crees que el artista es medio loco o el que quiere ser artista coquetea con la locura.

Creo que algo por ahí tienen algunos, sí, definitivamente. Sobre todo los más jóvenes, porque uno se puede dejar deslumbrar por eso.

Háblanos un poco de tu experiencia en El Zapallal

El Zapallal es una zona marginal que queda en Ventanilla, en El Callao. La comunidad donde vivimos no es precisamente El Zapallal pero ya quedó con ese nombre. Ya estamos más de 20 años: se ha desarrollado bastante, pero sigue siendo muy pobre. Era un arenal y con esteras y el colegio era igual. Ahora las casas ya son de concreto, la mayoría de la gente es del norte o de la sierra norte. Es gente muy pujante y muy trabajadora. Me encanta el lugar, les guardo mucho cariño.

¿Por qué le guardas mucho cariño a El Zapallal?

Uno: porque me gusta trabajar en lugares así, urbano-marginales, digamoslo así, entre comillas. Y dos: tengo que admitirlo, por la cuestión afectiva, hay lazos afectivos muy fuertes.

Tienes una empatía con los pobres.

Yo siento que he consagrado mi vida a eso. Por ejemplo, si me dicen que venga a La Salle de Arequipa, de Cusco, de Lima, no me gustaría. Lo haría por obediencia, pero no me gustaría.

Además, Fabio, dentro de lo poco que sé: la esencia de San Juan Bautista De La Salle era trabajar por los más pobres, por los desvalidos.

Acá en el Perú sólo tenemos 3 obras particulares, todas las demás son nacionales.

¿Tu ritmo de vida es un poco agitado?

No, tranquilo. Yo tengo once años en esto y siento que sólo 3 años han sido agitados. Con el tiempo me he ido volviendo más casero, me ido volviendo más aburrido en muchas cosas. Pero me siento bien.

¿Ves televisión?

Poco, veo poca televisión.

¿Qué programa ves, por ejemplo?

Encanta El Chavo del Ocho.

Un clásico.

Sí, un clásico. Y casi no veo nada más, sólo el Chavo del Ocho.

¿Estás desvinculado del cine?

No. Al cine voy una vez al mes, por lo menos.

¿Cine comercial?

Sí. Pero me gustan más los dramas y las películas españolas, argentinas.

¿Almodóvar?

Sí, varias de Almodóvar, me gustan los dramas. Me encantó Todo sobre mi madre.

¿Cine peruano?

Me encanta el cine latinoamericano: peruano, argentino, etcétera. He visto Días de Santiago.

En esa película mostró el lado marginal de Lima, en una película cruda.

Sí.

No te jode la política, no te jode que esté en el poder otra vez la misma basura.

Sí, me jode. Uhmmmm, me jode. Pero hablar de política es enredarse. Para mí, Lourdes Flores era la opción.

Lourdes es conservadora.

Es más liberal en la política económica, que es lo que necesitamos, creo yo.

Pero para mí Alan García es un hijo de puta, y te lo digo con sentimiento. ¿Tú le das el beneficio de la duda?

Definitivamente es una pena que nos gobierne alguien que hundió al país. Alguien que no se sabe lo que hará, porque todavía falta la mitad de su gobierno. Yo, la verdad, descontento o descontentazo, no estoy. Pero no hay nada para los pobres. Definitivamente, para mí, Alejandro Toledo es la voz.

A pesar de sus juergas.

Lo que lo jodía era era su vida personal y su familia. Y, claro, como nosotros nos dejamos influenciar mucho por eso, incidimos. Pero quien levantó el país fue Toledo, y ahora Alan García se está llevando los aplausos, ¿no? Y en este caso, una cosa es cómo gobierno el país y cómo gobierno mi vida, que lo segundo no nos interesa. Si el mal gobierno de su vida afecta al país, eso ya es otra cosa.

Hablando de excesos, de la droga, del alcohol. Tú has tenido la oportunidad de interactuar con adictos, de toda clase social, desde La Molina hasta los Barracones.

Sí, en un centro que se llama Escuela de Vida. Un centro con una apuesta distinta a los demás centros terapéuticos. No se los retiene a los adictos: se trabaja en el hecho de recuperar su propia libertad. Ellos deciden en qué momento se van del centro. En un proceso que dura un año, pero si se deciden irse, se van sin un solo Sol en los bolsillos, sus familiares tienen que recogerlos, y apoyarlos. La parte más difícil es la primera, la etapa de la acogida: donde yo trabajaba y apoyaba. Les conversaba y les daba temas de logoterapia.

La logoterapia.

Es una propuesta de un judío llamadoViktor Frankl que consiste en trabajar todas nuestras dimensiones de persona a partir de descubrir nuestro Sentido de Vida. Sirve mucho para trabajar depresiones.

¿Por qué Sentido de vida? ¿Porque no sabemos qué hacer con nuestra vida?

Sí, nos aburrimos, no nos comprendemos.

¿Te has deprimido?

Llegar a deprimirme, no.

¿Pero tienes algunos baches existenciales?

Sí, he llegado a cuestionarme y me bajonea.

¿Por qué nos estresamos?

Porque nos damos cuenta de que hacemos muchas cosas pero no sabemos para qué las hacemos, no tanto “por qué”, sino “para qué”.

Hacemos mucho y hacemos nada a la vez, Fabio...

No sabemos para qué hacemos las cosas.

¿Crees en las ideas de Freud?

No. Ya fue ya. El psicoanálisis es algo caduco. Muchas universidades siguen con esta corriente, pero así, tal cual, es algo caduco. Son terapias largas que pueden durar diez años y sólo algunas tienen efectos.

Volviendo al tema de las adicciones y de la logoterapia, ¿por qué nos aferramos al alcohol, por qué nos aferramos a la droga?

Estamos aferrados a la droga, al sexo, al trabajo… porque estamos vacíos.

Pero, Fabio, creo que no podemos comparar la droga con el sexo.

Ah, bueno, si lo haces con una persona que tú amas es otra cosa, pero si lo haces con una prostituta es como emborracharte, es simplemente un placer que le das al cuerpo... como tomar un trago.

El simple hecho de sentir placer copulando y de no procrear, es también nuestro derecho, Fabio, ¿o tiene algo de malo?

Ah, no, ¡no tiene nada de malo!

Entonces no tiene nada que ver el sexo con el o los vicios.

Yo creo que sí, porque finalmente, si es el “sexo por el sexo”, es la búsqueda de llenar un vacío como sucede con el trago. Uno puede volverse adicto al sexo: uno cuando se siente mal busca algo para sentirse bien y el sexo lo hace a uno sentirse muy bien: y ya está. Pero puede llegar un momento en que a pesar del buen sexo puede seguir sintiendo ese vacío. Y uno se pregunta: “¿por qué me sigo sintiendo vacío?” Y es que quizá ese no es el camino. De pronto el camino es inspeccionarse uno mismo, intentar comprenderse a sí mismo, preguntarse a sí mismo.

¿Hay momentos en tu vida en que te has sentido infeliz?

Sí, claro que sí. Hubo momentos en que no me he sentido satisfecho conmigo mismo.

¿Impotente ante la realidad?

Sí, también.

¿Oras?

Sí, oro. Tenemos en el día tres o cuatro momentos de oración comunitaria. Charlo con Dios, le presento mis angustias, mis temores…

¿Dónde está Dios? ¿Qué es Dios?

A Dios yo lo encuentro en el amor, puede sonar tan cliché que inclusive está en las combis: “DIOS ES AMOR”. A Dios lo encuentro en el amor. ¿Y qué es el amor? Es una fuerza fuera de la razón. El amor no tiene lógica ni razón y Dios no tiene lógica ni razón.

¿El que des tus votos perpetuos es una muestra de amor infinito a Dios?

Es una muestra de haber experimentado de Dios, de haberlo sentido. Pero no lo siento como una muestra de mí hacia Dios, porque Dios no necesita ninguna muestra de mí, definitivamente. Si soy Hermano, o sea lo que sea, seguiré sintiendo su amor. Lo mío es simplemente una opción de querer experimentar ese de amor de Dios y querer compartirlo.

¿Por qué juzgamos?

Porque no nos comprendemos, ni siquiera nosotros mismos. Si no me puedo comprender a mí, entonces menos los voy a comprender a los demás, por eso lo juzgo.

No será que en realidad no sabemos amar.

Claro, en realidad no sabemos amar, no sabemos entender al otro, no sabemos ponernos en los zapatos del otro, creemos que somos el centro del mundo, y, claro, queremos que todos nos entiendan, que todos nos comprendan, que todos nos vean a la cara.

¿Qué esperas de la vida, Fabio, de acá en más?

(…) Uhmm, ¿de mi vida? Espero ser fecundo.

¿En qué sentido?

Siento que he podido dar vida a muchas personas, adolescentes. Yo, la verdad, sentí en la adolescencia mucha soledad, mucha tristeza, angustia, ¿no? Recién en cuarto de media cuando descubrí a los Hermanos Jóvenes me di cuenta de que había alguien ahí. Tercer año de media fue para mí un año muy crítico.

¿Te sentías como a la deriva?

A la deriva, casi repito de año. Solo, muy abandonado. Y ahora me encuentro con muchos adolescentes que pasan por lo mismo y los entiendo. Y el hecho que de pronto sientas que puedes confiar en alguien. Y ni siquiera hablamos de alguien que te aconseje, ni siquiera eso. Lo que más detesto es dar consejos. Sólo alguien que te pueda escuchar y te pueda acompañar.

¿El momento más doloroso de tu vida?

Lo más doloroso ha sido el divorcio de mis padres. Eso fue hace cinco años. Me dolió mucho, me costó aceptarlo. Yo no juzgo a quienes se separan, pero si queremos una relación de pareja tenemos que aprender a amar.

¿No crees que la iglesia califica el divorcio como acusando, diciendo que alguien se ha rendido, dejó de luchar, como que la pareja adbica, y que eso Dios no lo perdona o está en contra de eso?

Yo pienso que Dios no está en contra de eso. Y es que tantas veces ponemos en la boca de Dios cosas que no son, tantas cosas, tantas condenas. Simplemente Dios está en contra de una cosa: EL NO AMAR, en todo lo que vaya en contra del amor.

¿En qué instante de tu vida sientes que has descubierto la muerte?

De verdad que todavía no la he sentido. A la muerte sí le temo, pero el empezar a ver mi vida de otro sentido como que me ha preparado para la muerte. Lo peor que me puede pasar es morirme, pero si ya me morí, ya no pasa nada, ya estoy muerto. Nos aferramos a la vida, y es mejor no pensar en la muerte porque uno se deprime. A veces me imagino: ¿cómo será unirme a Dios? Creo que la muerte debe ser la experiencia más grandiosa de la vida. Creo que la persona que se está muriendo, quiere seguir muriéndose, hablo del instante final. Es el momento de mayor paz que el hombre siente.

Dicen que en el instante mismo de morir perdemos 21 gramos, hay una película al respecto. ¿Qué es el alma para ti?

Es el amor, es esa ‘porción de amor’ inyectada al ser humano.

¿No sientes que necesitamos religión o religiones para soportar la muerte?

¡Para comprender la muerte! Yo creo que en realidad todas las religiones nacen del preguntarse, del cuestionarse respecto a la vida y la muerte. Es la gran pregunta del ser humano, ¿adónde voy después de vivir y para qué vivo?

¿Y adónde vamos después de la muerte?

No lo sé. Yo sólo creo que esa porción de amor mía va a encontrar mucha paz. Pero nos angustia esa incertidumbre, ese no saber, pero... de que voy a estar bien, sí voy a estar bien.

¿A qué persona excepcional te hubiese gustado conocer, vivir en su tiempo?

Definitivamente a Jesús. No sé si me hubiera contestado las preguntas que le hubiera hecho y quizá no le hubiera preguntado nada porque yo me imagino que estar cerca de Jesucristo es sentir amor.... paz.

¿Y la contracara de Jesucristo? ¿Qué persona te parecen nauseabundas u horrendas?
Nauseabundo, horrendo, ¡nadie! Equivocados muchos, puede ser Hitler. Pero personas nauseabundas no hay. Mi palabra, mi adjetivo para esas personas es “triste”. Me parece una persona triste, como Montesinos, Fujimori o el mismo Alan García. Todas aquellas personas que piensan en sí mismos, en el dinero, y tienen más pero quieren más, porque el dinero también es un gran vicio.

Fabio, siempre caemos en el lugar común de que vivimos en una sociedad carente de valores y todo ese rollo…

Yo no creo en eso: somos una sociedad como todas. Todas las sociedades tiene valores y antivalores. A mí me revienta cuando la gente habla de la pérdida de valores, es lo peor que podemos hacer, debemos ver nuestras virtudes en vez de fijarnos en nuestros defectos.

¿Qué peruanos son plausibles, dignos de elogio?

Muchos anónimos. No te daría nombres específicos. Pienso en los que se sacan la mugre, ganan un sueldo de mierda.

Los héroes anónimos…

Sí, esos héroes anónimos, son peruanos y trabajan duro. Más de 12 horas al día. Se desplazan en combis más de tres horas al día. Sobre todo los admiro porque yo no sé si podría soportar un ritmo de vida así: se te enferma un hijo y qué mierda haces, muchas inseguridades, no tienes nada.

¿Y qué mierda podemos hacer para cambiar al mundo?

Una frase vieja, conocida: CAMBIARSE A SÍ MISMO.

Creo que el paso del tiempo va matando a los idealistas o al idealista que casi todos llevamos dentro. Y a veces uno se da cuenta de que ni uno mismo ha podido cambiar.

Eso es lo más duro. ¿Qué puedo cambiar del mundo? Yo creo que nada, lo único que puedo cambiar a mí mismo. Yo puedo trabajar con jóvenes, chicos, pero no los voy a cambiar si ellos no quieren.

¿Libros que te hayan cambiado la vida?

Que me hayan cambiado la vida, no. Pero sí me han marcado los libros de la Logoterapia de Viktor Frankl. La logoterapia, como te decía antes, es una corriente psicológica, que tiene incluso sicoterapias, pero en el fondo es una filosofía de vida, una filosofía exitencialista. ¿Y qué es una filosofía de vida? Mi visión de la vida, y cuando estamos ante una visión negativa, pesimista, deprimente, cambiarla –cambiar, digamos, el chip– por una visión que nos hacer ser conscientes de que tenemos libertad para elegir y nadie puede elegir por mí.

Son las elecciones las que nos salvan o las que nos condenan, ¿no? Sartre dijo que estamos condenados a ser libres.

Pero que es hermoso, muchos se preguntan, ¿y qué hago con mi libertad? Porque preferimos que decidan por nosotros, que nos gobiernen, para culpar a los demás, que es justamente lo que hace un adolescente o un niño. Al adolescente le encanta culpar al otro, señalar al otro. La primera gran crisis del hombre es cuando se pregunta “¿qué voy a estudiar ahora?”. Porque ya está dediciendo él mismo, si sus viejos deciden por él, le están haciendo un ‘favor’, porque si fracasa ya tiene a quién echarle la culpa.

¿Y ese niño que se pregunta qué hago con mi vida siempre está ahí, no?

La tarea más difícil del hombre es madurar. Ahora tenemos ya 28 años, pero no sabemos cómo será a los 35. Nos cuesta madurar, comprender, aceptar que la vida va pasando, vamos envejeciendo, ¿no? La gran tarea del hombre es comprenderse a sí mismo y es una tarea que no termina nunca.

¿Alguna ficción o novela que te gusta mucho?

A nivel latinoamericano: Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Es un libro espectacular.

Es una imaginación que no se agota, desbordante.

¡Desbordante! El Quijote también me encanta, sobre todo la primera parte, la segunda ya no tanto, pero la primera me apasiona. Me gusta más Bryce Echenique que Vargas Llosa, por ejemplo. Me entretiene el estilo de escritura de Bryce que es un ebrio que se la pega siempre. No tanto por el contenido, porque si hablamos de contenido Vargas Llosa es excelente. Me gusta más Bryce, Bayly también, me gusta el estilo irreverente.

Desenfadado.

Sí, desenfadado. Más cómico.

Bryce dice que él cuenta las cosas con humor para que duela menos.

Sí, y si tienes que decir algo, dilo con una sonrisa. Y eso lo practico siempre con mis alumnos. Para mí, entrar a un salón de clases es mi felicidad, siento que es el mejor lugar del mundo. Si tengo que decir algo siempre intento esbozar una sonrisa decir las cosas con amor, con caridad.

Bryce dice que debemos comprender hasta lo que no comprendemos de los amigos, aunque nos joda.

Tenemos que aceptar, hay cosas que tenemos que aceptar sin comprender: uno no puede comprender la muerte pero la acepta.

¿Tú ya la has aceptado?

Sí.

¿Te sientes feliz?
Sí, pero si me hubieras hecho esa pregunta el año pasado te hubiera dicho que no.

¿Por qué?
Porque sentía que habían muchas cosas de mí que me faltaba comprender, por ejemplo, mi vocación, mi libertad. En el fondo, no me sentía libre… Llegó un momento en el que empecé a sentir que seguía siendo Hermano porque no me quedaba otra, porque tenía miedo de enfrentar la vida de una manera distinta. Este último año –que ha sido muy especial para mí– he trabajado muchas cosas, he perdido muchos miedos y he ganado mucha libertad y esa libertad me da felicidad.

¿Qué es lo mejor que uno puede hacer por un amigo?

Escuchar… escuchar, nada más. Es lo mejor que uno puede hacer por un amigo y por cualquier persona.

¿Quién es un gran amigo?

Para mí, Beto Borda y muchos Hermanos de la congregación. Hay un Hermano que se llama Miguel Mendoza y otro que se llama Adrián Revilla, que me han marcado mucho.

A pesar de ser Hermano, el sexo y el deseo siempre estarán presentes.

¡Sí!, muy a menudo, siempre está ahí.

¿Y cómo controlas eso?

Yo creo que, más que controlar, deberíamos hablar de canalizar.

Hay una leyenda que circula por ahí que, por ejemplo, las monjas cuando sienten deseo carnal chupan limón...

(Sonríe) Ja ja ja. No. Debe de ser un mito. Por ejemplo, entre los antiguos Hermanos se decía que comer lechuga reduce el deseo sexual. Ahora, yo no soy de comer verduras, pero hay formas. Cómo hacer hacer para que tu cuerpo, tus emociones, no le ganen a tus decisiones, a tus convicciones.

Pero no hay nada más natural que el sexo, tú y yo somos resultado del sexo, es lo que da vida, pero renunciar a eso no lo entiendo, pero entre ustedes debe ser un tema muy recurrente, no es tabú entre Hermanos.

No, la castidad puede ser el principal tema de formación. Y este año, por ejemplo, a mí me tocó cumplir el papel de formador para los jóvenes que entraron para prepararse para ser Hermanos. Y es el tema que más abordamos. Y no es tanto decir: “renuncio algo” sino decir “opto por algo, elijo algo”. Si lo vemos con mentalidad negativa será siempre una renuncia. Si me pongo a ver todo lo que dejo (estoy dejando) entonces estoy frito.

Tienes que ver lo que eliges.

Yo veo lo que elijo, y eso ayuda.

Pero con tantos curas pederastas, e incluso Vargas Llosa cuenta su experiencia con el Hermano Leoncio en el colegio La Salle de Lima, un Hermano que se lo quiso ‘levantar’… ¿No crees que sería mejor abolir el celibato en Hermanos y en curas? ¿O eso le quita algo?

No, no le quita nada en absoluto. Hay una diferencia entre lo que es un sacerdote y lo que es la vida religiosa. Yo estoy totalmente de acuerdo y sueño que antes de morir voy a ver que hay dos cosas nuevas: una, sacerdotes casados y, dos, sacerdotes mujeres. Pero la Iglesia tiene una visión tan machista que todavía no admite esto. Pero hay varias corrientes dentro de la Iglesia que admite a los sacerdotes casados, porque los hay, eso es innegable. Tú vas a Ayacucho o Puno y los obispos saben que muchos de sus sacerdotes tienen mujeres e hijos.

Y seguramente son sacerdotes notables.

Son buenos sacerdotes.

A la Iglesia, a la cabeza de la Iglesia, le cuesta aceptar que el mundo ha cambiado.

Eso, y no podemos esperar a que el Papa diga “ahora se pueden casar”, eso no va a pasar nunca. Los cambios deben venir por abajo. Hay obispos, como te repito, en la sierra que dicen “si yo boto a mis sacerdotes casados, me quedo sin clero”.

El ala conservadora de la Iglesia también la homosexualidad como una anormalidad, ¿tú lo ves así?
No, definitivamente que no.

Pero tampoco lo ves como una libre elección sino como algo congénito.

Sí, algo congénito. Una naturaleza, una orientación y así es.

¿Y un homosexual puede ser Hermano?

Existen, no sé si Hermanos, pero sí hay homosexuales que son sacerdotes. ¿Por qué? Porque el homosexual también puede hacer voto de castidad. Hay un gran escritor llamado Henry Nouwen, un cura que era homosexual. Es muy importante el trabajar la sexualidad en la etapa de formación.

¿Qué mujer te parece hermosa?

Vanessa Saba.

¿Con qué mujer te hubiese gustado tener relaciones, que sea tu esposa?
(…) No, no se me ocurre.

¿Por qué no quieres responder eso? ¿Estaría mal?

No, no estaría mal. Sino que no se me ocurre, o se me ocurren muchas (sonríe). Pero no, un nombre en específico, no.

¿Qué película recomendarías?

Una argentina que se llama Un lugar en el mundo. Cuenta la historia de una pareja de esposos que se va con su hijo de la ciudad, que huyeron de la dictadura argentina y se van al campo, a la sierra argentina a vivir. E intentan hacer algo por ese pueblo pero luego caen en la cuenta de que su hijo necesita la formación del sistema y la madre y el hijo vuelven a la capital y el padre persiste en su lucha.

¿Qué es lo mejor que le puede pasar a una persona?

Lo mejor que le puede pasar a una persona es descubrir el amor, sentirse amado y saber que puede amar.

¿A ti quién te ama?

Ufffffff… yo siento que muchas personas. Porque hay muchos tipos de amor, ¿no? Y yo sí me siento muy amado.

¿Te emocionas? ¿Hay cosas que te conmueven hasta las lágrimas?

Me sensibiliza la pobreza.

¿Eres de llorar cuando dejas algo? ¿Qué despedidas son las que más te han costado?

No, no soy de llorar. Me costó muchísimo irme de El Zapallal, y me costó porque no me despedí, y eso es algo malo, hay que saber despedirse. Después de 9 meses recién volví para despe…(sic), ¡para saludar a la gente! Quise evitar la emoción, el dolor, pero los demás tienen derecho a despedirse.

A pasado el tiempo, ¿no? ¿Ves a la gente de la promo muy cambiada?

Hace un par de años estuve en un almuerzo de promoción y vi a la gente muy madura, como muy centrada en lo que hace y en lo que quiere. Y eso me dio gusto.

Pero, en líneas generales, y sin afán de ser polémico o hiriente, ¿no sientes que el grueso de la promoción sigue llevando una vida liviana, frívola?

No sé si se le puede llamar frivolidad. Creo más bien que la gente se divierte, la pasa bien, y si yo no fuera Hermano, igualito, la pasaría igual. No los juzgo, y está bien divertirse. Pero en algún momento, poco a poco se van a ir dando cuenta de que hay cosas más importantes que eso. Y para mí la diversión no es una frivolidad, simplemente es un momento que hay que vivirlo. Ahora, si más adelante quieren hacer un compromiso de verdad y siguen así, eso sí sería triste, porque no trascenderían. Una cosa es llevar una vida vacía y otra es tener vacíos en la vida.

¿El fútbol te parece una gran pérdida de tiempo?

No me gusta el fútbol, ni ver partidos ni jugarlo, pero es un deporte y ningún deporte es una pérdida de tiempo.

¿Qué deporte practicas?
Ping pong, nada más.

Fabio, eres seguramente alguien negado para los deportes. Siempre fuiste lerdo.

Sí, porque tenía y tengo el pie plano. Ahora es distinto: antes me fatigaba, ahora tengo mejor resistencia física. No soy de correr tampoco, pero no tengo problemas de cansancio.

¿Qué cosas te hacen sentirte vivo, lleno de vida?

Dar clases, hacer pastoral con los alumnos. Pero lo que más me llena es conversar con mis alumnos, entrevista personal, así se le llama. Escucharlos. Y yo me quedaría con eso.

¿Los analizas? ¿No eres una especie de un psicólogo?

Yo creo que el error del psicólogo es querer analizar a la gente. Y creo que en un maestro no es importante ser psicólogo. Es importante el descubrir lo valioso que tiene cada chico, cada muchacho y ayudarlos a que ellos lo descubran. Analizar y etiquetar es un trabajo para un psicólogo y al final está bien, es un diagnóstico, pero eso no me parece agradable.

¿Qué le dirías tú a una prostituta?

¡Uffff! Muchas veces he pensado en trabajar con prostitutas, pero me faltan huevos porque tú sabes que la zona de 28 de julio, Gamarra, del centro de Lima, es movida, no tanto por las prostitutas sino por los cafichos que son violentos y peligrosos.

¿Y por qué quisieras incursionar en ese mundo?

Porque son personas que –hablo de las prostitutas pobres, las que lo hacen por verdadera necesidad– necesitan alguien que las escuche y que les dé la mano de una manera desinteresada y sincera, alguien que les devuelva la confianza, la conciencia de que pueden cambiar. Hay muchas mafias donde esas mujeres están esclavizadas y en donde les pagan sólo con Terokal, sólo con droga, es decir que ni siquiera ejerciendo la prostitución van a ‘salir adelante’...

¿No somos todos esclavos del dinero?

Pero somos esclavos porque lo necesitamos.

¿Es el colegio la mejor etapa de la vida?

Definitivamente.

¿Ser Hermano no es ser un tipo aburrido?

No, al contrario. Si eres aburrido no vas a hacer nada, no vas a interactuar con tus alumnos.

¿Qué es el pecado?

Es la negación del amor.

¿Por qué pecamos?

Porque no sabemos amar, porque somos egoístas: "Quiero todo para mí, quiero sentirme bien solo yo".

¿Eres muy autocrítico?
Sí, y lo que me más me cuesta –y siempre me lo han dicho– lo del dinero, lo de la tacañería. Soy tacaño con un dinero que no es mío. Soy muy meticuloso con el dinero, lo cual también se puede transformar en una esclavitud, entonces es un tema que todavía lo tengo que trabajar.

¿Qué lugar o ciudad, escogerías para juntar a toda la gente de la promo y estar en mancha por un día?

Un lugar donde nos sintamos libres. Puede ser Mejía, me acuerdo mucho de esos viajes, los paseos a Mejía que eran excelentes.

Fabio, yo recuerdo mucho los viajes de retorno, a toda la gente, por la noche, de Mejía a Arequipa, y en la penumbra del microbús ojeando furtivamente las desnudas de las revistas Playboy que llevaba el Morbus, ¿te acuerdas? ¿Qué piensas tú de la pornografía?
También me acuerdo que yo con el Alex Apaza, con el Morbus mismo, mirábamos y yo tenía mis propias Playboys y Penthouses.

¿Pero las escondías?

Sí, claro.

En tornoa eso, el Sergio era un loco, ¿no?

Ja ja ja (ríe fuerte). Un quemado, sí. Atolondrado, ja ja ja.

¿Qué importante es la risa, no?

Es la mejor terapia y por eso me encanta ver el Chavo, porque me gusta reírme de estupideces, de tonterías. Y reírme a carcajadas. Soy una persona de fácil risa, y aunque mi risa parezca estúpida, yo soy así.

¿Qué les dirías a los amigos de la promoción?

Simplemente que aprecien todo lo que tienen, que se den o que nos demos cuenta todos de que tenemos un potencial muy grande que se llama Amor y que podemos hacer mucho bien a tanta gente, comenzando por nuestras familias, y que no desperdiciemos nuestras vidas.

¿Qué significa desperdiciar la vida?
El vivir con egoísmo.

¿Si uno no es Hermano o no es cura, tiene que decantarse por una vida de pareja?

No, de ninguna manera. Yo creo incluso que hay gente que tiene que aceptar que no está llamada para tener una vida matrimonial, ni para nada, ¿no?

¿Y eso cuesta porque es doloroso, no?
Sí, pero es maduro también. Hay muchísima gente que nunca debió casarse y nunca debió tener hijos.

Yo creo, Fabio, que nos casamos sin pensarlo mucho, no somos conscientes de lo que eso conlleva, de tener hijos y todas esas cosas alrededor del matrimonio. Se toma muy a la ligera...

¡O porque hay que hacerlo! O por asegurar tu descendencia, así es el sistema.

Entonces el sistema es un hijo de puta

Sí, sí, sí. Pero también hay maneras de ser feliz sin casarse.

Alguien que no te ha tratado mucho y se queda con el recuerdo de ti del año 1997, a primera vista diría que eras un gil, un pata medio tonto, torpe; y ahora uno que te ve hecho un Hermano y dando este paso de dar tu vida a Dios, una cosa a la vez tan estimulante y a la vez tan peligrosa, ¿qué es educar? Savater dice, por ejemplo, que educar es seleccionar de entre todo lo que hemos aprendido lo que creemos que hay que compartir, ¿para ti qué es educar?
Educar es acompañar. Acompañar a esa persona que está creciendo y que está descubriendo sus dimensiones como persona, sus potencialidades. Educar es ayudar a descubrir toda la grandiosidad de su ser y descubriendo tu grandiosidad puedes defenderte ante la adversidad.

Yo creo que tú eres muy consciente de que eres uno de los pocos patas de la promoción que trasciende o intenta trascender, no quiero que apeles a la falsa modestia sino que lo reconozcas.

Yo siento que sí, si no no sería Hermano. Trascender qué es: es decidir entregar lo mejor de mí mismo a los demás. Decir: yo quiero entregar lo mejor de mí a los demás. ¿Cómo? Eso ya es otra cosa.

¿Una frase que recuerdes siempre?
Si no vives para servir, no sirves para vivir. Otra muy simple: Ama a los demás como a ti mismo.

¿Dónde quisieras morir?
En Arequipa.

¿En qué país te hubiese gustado nacer dejando de lado el Perú?
En Argentina, me gustó mucho la cultura argentina.

¿Y el fútbol argentino es el mejor?
Ah, pero el fútbol argentino ni me interesaba. En el fútbol yo soy cero.

¿Una afición?
Pucha, que tenía muchas aficiones que he perdido: me gustaba coleccionar llaveros, cajetillas de cigarros, botellas de gaseosa, etiquetas de ropa, estampillas, filatelia, pero ya perdí esas aficiones a medida que me quedé sin tiempo.

¿Música?
Me encanta Fito Páez, para mí es el mejor. Sui Géneris y Andrés Calamaro.

¡Andrés Calamaro es un genio!
Un maestro, un poeta popular. Y Fito Paéz también, yo puedo escuchar a Fito Páez tocando tambor pero igual será espectacular.

Fabio, me haces acordar que Fito habla de la realidad del ser humano, por ejemplo, en AL LADO DEL CAMINO, cuando dice “vivir atormentado de sentido, creo que ésa sí es la parte más pesada”. O sea, imaginate, atormentado de sentido.

Se refiere creo que uno se pregunta para qué vive, encontrarle un sentido a la vida.

Me gusta abrir los ojos y estar vivo: tener que vérmelas con la resaca”, ¿no crees que la vida es como una gran resaca, una resaca que no termina? Y Calamaro, puta, con ésa que le gusta tanto al Pampa: “Voy a salir a caminar solito, sentarme en un parque a fumar un porrito y mirar a las palomas comer el pan que la gente les tira”. Calamaro ha tenido una vida muy agitada…

Igual que Fito, yo creo que por eso se iluminaron y les salieron esas grandes canciones.

¿No crees que las caídas, los vicios, el tocar fondo nos hace más humanos?

Lo hace más humano a uno sólo si le permite conocerse, comprenderse más. Sólo si tocar fondo les ayuda a comprender su vida. Las personas que tocan fondo son las que más comprenden a los demás.

Fabio, y de Calamaro qué canción más te gusta

La parte de adelante”.


Soy vulnerable a tu lado más amable
so
y carcelero de tu lado más groseroso
y el soldado de tu lado más malvado
y el arquitecto de tus lados incorrectos
soy propietario de tu lado más caliente
soy dirigente de tu parte más urgente
soy artesano de tu lado más humano
y el comandante de tu parte de adelante
soy inocente de tu lado más culpable
pero el culpable de tu lado más caliente
soy el custodio de tus ráfagas de odio
y el comandante de tu parte de adelante
perdiendo imagen a tu lado estoy mi vida
mañana será un nuevo punto de partida
soy vagabundo de tu lado más profundo
por un segundo de tu cuerpo doy el mundo
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el comandante de tu balsa de madera
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el carpintero de tu balsa de madera
Soy el soldado de tu lado malvado
y el comandante de tu parte de adelante
perdiendo imagen a tu lado estoy mi vida
mañana será un nuevo punto de partida
soy vagabundo de tu lado profundo
por un segundo de tu cuerpo doy el mundo
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el comandante de tu balsa de madera
que más quisiera que pasar la vida entera
como estudiante el día de la primavera
siempre viajando en un asiento de primera
el carpintero de tu balsa de madera
Soy el soldado de tu lado malvado
y el comandante de tu parte de adelante
Soy el soldado de tu lado malvado
y el comandantesólo estoy sólo y estoy buscando
es a alguien que me está esperando
que me entienda y si no me entiende
alguien que me comprende
alguien a alguien para recordar
de memoria cuando estoy de viaje
cuando estoy muy lejos y
soy un vagabundo y camino bastante
alrededor del mundo
pero quiero volver a mi casaa alguna casa
para encontrar a esa princesa vampira
que respira, que respira y me mira.


Fabio, pero esa canción en su título mismo y en su letra tiene una carga muy erótica, está impregnada de sexualidad, ¿no es un contrasentido en tu caso?

Ah, no, sí me gusta, me gusta igual.

Pero las canciones que nos gustan representan algo para nosotros, no será que quizá con LA PARTE DE ADELANTE quieres vivir en la mentira, cosas que no puedes vivir en la realidad.


No, no creas. No sé, me gusta como me puede gustar la pintura de un desnudo, una novela erótica. Me gusta y aprecio la sensualidad, y aprecio mucho la capacidad del artista de transmitir esa sensualidad. Y El Salmón también me encanta.

Quiero arreglar todo lo que hice mal: todo lo que escondí hasta de mí, debo contar lo que yo solo sé…” Cómo nos cuesta contar lo doloroso, nos cuesta despojarnos de lo que duele…

Es un himno para todo el que va contracorriente.

En Paloma dice: “quiero llevarte conmigo y no voy a ninguna parte”. Eso le pasa a menudo a los que nos enamoramos.

El problema es cuando confundimos el amor con un sentimiento de pertenencia que encadena, que acorrala. Eso no es amor, el amor siempre es libre, no encarcela .Quizá ése es el gran problema: adueñarse o querer que la otra persona se adueñe de nosotros. Esas ideas van evolucionando con el tiempo, en las mismas experiencias. Las personas que no evolucionan son precisamente las que fracasan.

¿Qué temor te abruma, te paraliza?
Todavía lo estoy trabajando, poco a poco lo voy superando. Pero es el temor a envejecer. Todavía me da miedo, soy consciente de que tengo que seguir trabajándolo. Todavía siento que detesto mis cumpleaños, envejecer, el paso de los días. El envejecer es el acercarse a la muerte.

¿Jode, no?
Jode, sí. Pero de pronto empecé a aceptar que es nuestra naturaleza y que vamos hacía allá. No hay que renegar.

Recuerdo que al primero que entrevisté fue al Leonel y que me dijo “Prefiero que nadie descubra lo que soy, porque se puede encontrar con un niño tierno o con el monstruo de Armendáriz”. El Zayvo que también incidió en el paso del tiempo,LA MADUREZ y el Sergio que lanzó una idea magnífica: “ME PUEDEN ACUSAR DE LO QUE SEA, MENOS DE NO HABERLO INTENTADO. ME LA HE JUGADO ENTERO POR CONSEGUIR MIS SUEÑOS”. Tú qué dirías de ti, ¿quién es Fabio Galdos? ¿Qué se puede decir de Fabio Galdos con Honestidad, con la Honestidad Brutal de Calamaro?

¿Quién soy yo? Pienso que soy... una persona que lucha por amar y que no le importa si se equivoca o no en la elección de ser Hermano. Sólo pienso en que quiero vivir mi vida con amor y que la persona que se encuentre conmigo se sienta amada. Y soy consciente de que no todas las personas aman, pero que ésa persona se vaya mejor de lo que vino. Mi vida es servir a los demás, pero servir con amor y pasión. Eh… ¿y quién soy, cómo soy? No sé, es un poco difícil.

¿Eres un hombre con muchas interrogantes?
Sí, yo creo que sí. Y al menos también me puedo resumir como un hombre sencillo.

Un hombre de angustias…
Sí, porque el hecho de llevar una vida con ideales, te angustia, sí. Pero todos tenemos angustias.

¿Qué pondrías en tu epitafio?
Aquí descansa un hombre que vivió y amó, así de simple. Y si me muero ahorita, me muero contento, tranquilo.

¿Pero qué te falta hacer?
No sé. ¿Qué es la vida? ¿Angustiarme de qué? ¿Hacer qué mas? Mientras viva hago todo lo que pueda, pero si no lo hago yo confío en que lo hará otro. Aunque también se que nadie hace las cosas como las hago yo. Me encanta saber que soy único. Todos somos únicos. Nadie canta como tú, nadie escribe como tú, ¡nadie ama como tú! ¡Nadie, nadie!

¿Envidias?
Sí, a veces.

¿Envidias quizás otras vidas que te hubiese gustado vivir?
Envidio otras vidas pero en otros momentos. Ahora no. Si no me quedara otra ahí sí envidiaría.

Si Fabio Galdos no fuera Hermano, ¿qué sería?
Definitivamente profesor, es mi esencia, es mi lugar en el mundo.

¿La edad perfecta?
Los 21 años.

¿Algún momento epifánico en que sentiste que descubriste una verdad?
Justamente de lo que ya hablamos, cuando descubrí de que si en mi vida no amo entonces no sirvo para nada. Y no puedo desperdiciar mi vida viviendo sin amar. Y doy amor porque he recibido mucho amor.

¿Vale la pena vivir?
Sí, porque yo creo que es un regalo de Dios que hay que aceptarlo tal como viene y hacer de ese regalo algo hermoso. Depende de nosotros hacerlo lindo o estropearlo, es nuestra libertad.

¿Qué cosas positivas tenía el Fabio de quinto de media que ya no están?

Era más audaz, menos flojo. Más vital, me gustaba más meterme en cosas nuevas, era menos calculador. Ahora siento que pasan los años, ando con más cuidado. Ahora me siento más fuerte y con capacidad de dar fortaleza a los demás.

Al comenzar la entrevista me decías si algunas preguntas impropias que te hiciera se podrían borrarse... con sinceridad a qué te referías.

Lo que siempre me preguntas, pues.

¿Si eres virgen?
Ajá. Y te decía si me lo preguntabas, que no aparezca eso.

¿Es tu intimidad?
Sí, y porque se puede prestar a muchas cosas que de repente la gente no va a entender.

¿Qué cosa te hubiese gustado que te pregunte y no te he preguntado?
Ah… mira que me has hecho un montón de preguntas…

(una llamada de su viejo interrumpe)

Te está llamando tu papá y le dices “papito” a cada rato, ¿no te parece que ya estás muy grande como para decirle “papito” a tu viejo?

Hay una palabra muy importante para mí que es la ternura, y que es un derivado del amor. Lo que el hombre pierde por el sistema, o a medida que va creciendo, es la ternura. Y yo sí me considero una persona muy tierna, yo creo que lo mejor que le puedo dar a los demás es la ternura. Yo a mis alumnos, mis alumnas, a los profesores, siempre les hablo con mucho cariño, con mucha ternura, y no es melosidad, les digo “papachos”, “mamacha”, “mamita linda”. Me encanta tratar a las personas con diminutivo afectivo y ser cariñoso. No es alfo forzado, es espontáneo.

Eres uno de los pocos amigos que su vida, su coherencia me resulta admirable. Y me siento orgulloso de ser tu amigo.

Ah, y ahora que me dices eso, no preguntaste a quiénes recuerdo más, así como grupo… y recuerdo mucho al Beto Borda, Pablo Cuadros, Gerald Peralta, Juan Carlos Castro, Chalo Pampa, Alex Apaza, Aldo, Sergio, a ti… Yo me acuerdo mucho y seguro tú no te acuerdas que conversamos mucho, tú y yo, en nuestro Retiro Espiritual de Quinto: nos dijeron: “conversen de a dos” y conversé contigo. Tú en ese momento me dijiste que tú querías ser periodista deportivo, quizá no te acuerdes bien y yo no sé si en ese momento te confesé que quería ser Hermano.

No lo recuerdo.

Pero yo sí me acuerdo mucho de esa conversación que fue en la Casa de la Juventud, me dijiste que querías ser periodista deportivo y todas esas vainas.

Sí, uno más de mis proyectos abortados.

Sí. Y a la promo le digo nuevamente, a todos: vivan con intensidad su vida, el momento. ¡Disfruten! Descubran lo más grandioso que tienen, vean lo positivo y no lo negativo. ¡Vivan bien!

Qué difícil vivir bien, Fabio. Dicen que la ética consiste en vivir bien, pero qué jodido es decir “vive con intensidad” cuando creemos que la intensidad radica en embalarse en tragos.

Claro.

Creemos que vivir con intensidad es llenarte de alcohol, meterte drogas, sexo, salir de noche, ser nocturno. Así entendemos la intensidad, Fabio, la malentendemos. O sea creemos que estar sentados leyendo un buen libro o viendo una bonita película o conversando como ahora, simplemente dialogando, una conversación de sobremesa…

O caminar solo: eso sí, sin necesidad de fumar un porrito, de respirar el aire.

Yo me acuerdo de Belleza Americana: “hay tanta belleza que no la puedo soportar”

Esa película me encanta, y la trabajo siempre con los muchachos, con los chicos, porque es espectacular. Cada personaje es todo un mundo con el cual nos podemos identificar.

Es un mural de la sociedad norteamericana o si somos más abarcadores, es un mural de la sociedad contempoeránea: somos anormales y nunca vamos a ser como los demás.

Y si hablamos de vivir con intensidad me refiero a sentirse vivo con los cinco sentidos, conectados con el mundo, conectados con nosotros mismo, es tan complejo pero… es también tan grandioso…

Fabio, vivir intensamente puede ser también escuchar a todo volumen “La parte de adelante” mientras imaginamos a una rubia hot que nos hace un felatio…

J a ja ja. Puede ser, Orlando… puede ser…