2007/03/21

El huésped



Llegó con una ruma de libros en los brazos. Me dijo que sólo se quedaría por unos cuantos días y que no se lo dijera a nadie. Pero ya lleva varios meses en casa. Es alto, muy alto. Mirada serena y barba tupida. Le gusta leer y escribir por las mañanas, escucha jazz por las tardes, y contempla a mi gata por las noches (en realidad, conversa con ella; es más: juraría que la enamora). Ayer me habló con dilección de una tal Maga y me contó una esplendente historia acerca de una Casa Tomada: "De ahí me vengo", me dijo con un relente de resignación, y me dio las buenas noches entregándome un libro con la indicación de que lo empezara a leer de inmediato. No le hice caso. Y ahora no puedo dormir: esa historia me ha trastocado.
Pensándolo bien, desde que llegó, él no ha hecho más que embadurnar mi vida de irrealidad e ilusionismo.
¿Cuándo se irá? ¿Habrá tomado mi casa?
La lámpara de mi mesa de noche alumbra la portada del libro.

Ya sé. Sólo me queda abrir el libro, perderme en las páginas y confundirme con los personajes que encuentre... sólo así podré escapar de esta ansiedad y de este huésped... de este visitante que quizá se vaya de mi casa; pero que, para bien o para mal, ya es parte de mi vida.

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