2009/10/09

Un Quijote en la Iglesia: denuncian a Javier del Río Alba

Apocalipsis ahora: Benedicto XVI y su célebre siervo, Luis Fernando Figari (gurú del sodalicio).

Creo que no hay que pasar por alto un hecho al parecer inaudito en la historia eclesiástica de nuestra ciudad: el arzobispo Javier del Río Alba ha sido enjuiciado por difamación y se le exige una reparación civil de cien mil nuevos soles. Según informaciones propaladas por los noticieros regionales de televisión, la audiencia y sentencia respectivas se llevarían a cabo en un único día: el 03 de noviembre, en la Corte Superior de Justicia de Arequipa.

Javier del Río Alba, nació en Lima el año 1957. Estudió en el colegio De La Salle de la capital y es, además, abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El Papa Benedicto XVI lo nombró Arzobispo Metropolitano de Arequipa hace tres años (octubre del año 2006) y se ha hecho más conocido por su posición recalcitrante en contra del Aborto terapéutico (ver este enlace).

Quien lo acusa de difamación es el joven sacerdote Alfredo Darío Ungaro Curasi que, según informaciones, fue incluido en una lista de personas no gratas a la Iglesia (potestad de Javier del Río, al parecer): el 03 de agosto se emitió un comunicado que se entrega a todas las instituciones laicas y religiosas de Arequipa y en éste se advierte que nueve sacerdotes no deberían ejercer su cargo por diversas razones: la más importante sería la indisciplina.

En esta lista "negra" aparece Ungaro Curasi, que fue ordenado sacerdote hace menos de dos años y quien ha visto vulnerados sus derechos como sacerdote y como persona. Por tal motivo, ha decidido acudir al poder judicial para demostrar su inocencia (¿podrá hacerlo?, o digo mejor: ¿le dejarán hacerlo?).

El diario El Pueblo da algunas informaciones sobre el "acusador":

"El joven sacerdote denunciante estudió en el seminario San Jerónimo en Arequipa, fue ordenado como diácono en el año 2005 en una apoteósica ceremonia durante el Congreso Eucarístico junto a otros seminaristas. Ellos aún estaban a prueba durante dos años para ordenarse como sacerdotes. Pero cuando monseñor Javier del Rio asumió las funciones de Arzobispo de Arequipa, Ungaro se ordenó y se fue a Puno, donde obtuvo el grado de sacerdote. Luego realizó su labor pastoral en su ciudad natal. Ungaro señala que siempre visitaba Arequipa, porque aquí vive su familia y, en uno de sus viajes ofició misa en esta ciudad, por lo que fue acusado y luego incluido en dicha misiva arzobispal. Más aún no recibió las disculpas del caso por el “error”, que según él se originó por desconocimiento".

A propósito de este hecho, que seguro va a remecer a toda curia local –en especial a los sodálites–, habría que decir que el joven sacerdote tiene todas las de perder, pues resulta siendo una burda perogrullada el hablar de "los contactos" que tiene el arzobispo Javier del Río.

Acto quijotesco el de Alfredo Darío Ungaro Curasi el de confiar en la independencia de nuestro poder judicial, a sabiendas de que del Río Alba es -sin pertenecer al SCV- prácticamente un ícono del Sodalicio de “vida cristiana” (con todo el poder que representa ello, para más señas, él mueve los hilos de una universidad privada, ¿parece poco?, es sólo la punta del iceberg).

Estamos, pues, reeditando el duelo bíblico entre David y Goliat. De antemano ya sabemos quién va a ganar sin despeinarse. Porque si en octubre no hay milagros, en noviembre menos, ¿o sí?

Por último, ya que hablamos de los sodálites y a manera de tentempié, les dejo un interesante artículo del abogado Marco Huaco Palomino, especialista en libertad religiosa: Contra el Sectarismo Religioso”. Empieza así:

Preocupa el aumento de expresiones sectarias de tipo fundamentalista en el Perú, pero mucho más preocupante aún es que se trate de agrupaciones religiosas que se protegen bajo el manto de la eclesialidad católico romana.

Decimos esto debido a la inaceptable y peligrosísima actitud de jóvenes católicos antiabortistas que –según fuentes periodísticas tanto anticlericales como católicas de derecha- frustraron el pasado viernes la presentación del libro del filósofo mexicano Edgar Gonzáles Ruiz en el Centro Cultural de la Universidad Católica en el que se hace un análisis sobre grupos fundamentalistas católicos y la cuestión del Estado Laico en América Latina. Podemos discrepar con la calidad del referido libro y con las posiciones ideológicas de su autor (quien esto escribe se opone terminantemente a la agenda abortista y a diversos aspectos de la plataforma política feminista y homosexual) pero jamás podríamos aceptar que se silencie una voz al amparo de violencias verbales o físicas vengan de donde vengan.

Sigue leyéndolo acá: Contra el Sectarismo Religioso.

2 comments:

Anonymous said...

EL COMERCIO
Denuncian a arzobispo de Arequipa por difamación y calumnia

Afirman que vulneró los derechos de otros sacerdotes al hacer público un comunicado que les impedía ejercer el cargo sacerdotal

Monseñor Javier del Río Alba, arzobispo de Arequipa, tendrá que acudir al Cuarto Juzgado Unipersonal de la Ciudad Blanca el próximo 3 de noviembre para defenderse en la única audiencia programada para ventilar la denuncia que por difamación y calumnia presentara en su contra el sacerdote Alfredo Darío Ungaro Curasi.

El arzobispo de Arequipa hizo público un comunicado interno a través del cual la arquidiócesis informó a diferentes instituciones sobre la presencia de nueve sacerdotes que no debían ejercer el cargo por varias razones.

Ungaro Curasi era acusado en ese documento, divulgado el 3 de agosto, de ejercer el magisterio sin autorización, pues pertenecía a la diócesis de Puno.

El denunciante reconoce que ofició una misa en Arequipa, pero afirma que el arzobispo, al hacer público el comunicado interno, ha vulnerado sus derechos como persona y sacerdote, pues no ha cometido indisciplina.

EL DATO
Se ratifica
El arzobispo Javier del Río Alba dijo que se ratificaba en lo dicho sobre el sacerdote Alfredo Ungaro y que estando el caso en el Poder Judicial no podía dar declaraciones.

Anonymous said...

Un católico que basa su fe en Jesús de Nazaret, "camino, verdad y vida", está horrorizado ante la actitud de los obispos afines al Opus Dei o a Figari. Juntamente con Benedicto se partan como dueños de nuestra fe. Todo se explica del ansia por el dominio. Cuando los apóstoles se quejaron ante Jesús, porque unos, que no eran de su grupo, actuaron a nombre de Él, Jesús les dijo: "¡Déjenlos! Los que están con migo, no pueden estar contra mí". San Pablo, frente a la preocupación por el prestigio de Apolo, escribe: "Qué Cristo sea anunciado, de esto me alegro", sea por él mismo o por Apolo.
Sin embargo, nuestros jerarcas subordinan la causa de Jesús, la misma del hombre, a su competencia canónica.