2013/12/28

Balance del año 2013 - Ricardo González Vigil (El Comercio)

Recuento de fin de año del crítico Ricardo González Vigil.
Hoy, sábado 28 de diciembre, aparece el balance de fin de año del crítico Ricardo González Vigil en El Comercio, quien considera el acontecimiento cultural del año la publicación, en siete tomos, de la Obra antropológica y cultural de José María Arguedas.

Agradezco su mención en el género cuento: 

El hiperrealismo lleno de adrenalina se percibe en los jóvenes Rafael Inocente (No todas van al paraíso), José Lalupú (Ciudad acuarela), Orlando Mazeyra (Mi familia y otras miserias), Víctor Ruiz Velasco (La felicidad es un arma caliente) y Fernando Sarmiento (Todos los jueves son ceniza), y estalla en el expresionismo de Celicia Podestá (La orina tibia de tu cuerpo).


2013/12/25

Libros 2013 - Correo Semanal

TODAS LAS ARTES. Balance de la producción cultural peruana en el 2013 (Revista Correo Semanal del 19 de diciembre)
Más que un ‘ranking’ de lo mejor del año, el escritor y periodista Jerónimo Pimentel prefiere compartir una lista de recomendaciones. “Lo que habla de cierta vitalidad en la producción literaria nacional, algo que no sería otra cosa que un buen síntoma”, señala. Y así menciona: Contarlo Todo (Mondadori) de Jeremías Gamboa, El héroe discreto (Alfaguara) de Mario Vargas Llosa, y Los provincianos (Solar) de Daniel Alarcón.
En relatos destaca: Mano poderosa (Estruendomudo) de Hugo Martínez, Okinawa existe (Mesa Redonda) de Augusto Higa Oshiro, Mi familia y otras miserias (Tribal) de Orlando Mazeyra, y Piel inédita (Eclipsa Ediciones) de Miguel Ángel Torres Vitolas.

Fuente: Revista Correo Semanal (19 de diciembre de 2013).


Por otro lado, en la última edición del año del semanario Hildebrandt en sus trece (Nro. 183, del 20 de diciembre) aparece mi historia El pequeño mal. Acá un fragmento: 
“Allí viene el gelatina”, bromeaban alumnos de otras promociones durante el recreo luego de un nuevo desmayo. Siempre fui el raro, el enfermizo, el anormal de la familia. Sufría, pues, del pequeño mal y, tras un largo tratamiento, lo he superado. Al menos eso dice mi neuróloga (una mujer que tiene varias denuncias en el Seguro Social por mala praxis). Será por eso que no le creo: simplemente el pequeño mal se ha vuelto grande. Tomó otras proporciones. Cuando uno crece entonces los problemas proliferan, se acentúan. El cuerpo se convierte en una cárcel cada vez más asfixiante, la vida es más padecimiento y menos aventura.


El pequeño mal en el semanario Hildebrandt en sus trece.

2013/12/14

Mi mejor amigo

En la edición Nro. 182 de Hildebrandt en sus trece (13 de diciembre) aparece Mi mejor amigo.
El coronel Jerónimo Castillo hizo buenas migas con mi padre. Era su superior, piloto de caza, dos años mayor que él y además su paisano. Conocía como pocos el temperamento —la “especial” forma de ser— de papá. Y, en consecuencia, sabía bien de qué pie cojeaba. Lo comprendía (o intentaba hacerlo). Su hijo menor, Jaime, fue mi mejor amigo de la infancia. 


2013/12/12

El alcohólico que deja de beber

Usted mismo ha recordado una vez que Ernest Hemingway, cuando terminaba un relato, se sentía vacío, triste y feliz al mismo tiempo, como si hubiera acabado de hacer el amor. Usted, ¿cómo se siente en esas ocasiones?


Es muy exacto eso. Cuando uno termina una novela, siente un vacío, una nostalgia, y también una incomodidad, porque una novela llega a formar parte de la vida de uno, es una cosa que se integra enteramente a la existencia de uno. Y de pronto queda privado de eso. Supongo que le ocurre al alcohólico que deja de beber, o al drogadicto que deja de drogarse. Hay algo que era no un ingrediente, sino en verdad su vida entera, que de pronto le ha sido arrebatado.

M.V.LL. en diálogo con R.A.S.