De ella nada sé, es cierto, la acabo de recoger de la calle. No importa: imagino su infancia a través de sus muslos, pienso su futuro a través de sus pechos, razono su presente a través de su boca.
Cuando la penetro soy cara y cruz, más que vida y más que muerte, quizá las dos juntas o la negación de ambas. Me desespero como el todo y la nada. Abro la mente y cierro la muerte. Vivo la cama y mato la calma. Acordono la felicidad a través del fragor de un volcán que inunda el paraíso carnal. Los gemidos y el jadeo me regresan a lo que soy. ¡Ya no importa, Eros, vete de aquí!
© Orlando Mazeyra Guillén, 2007.
Imagen:
"Mi esposa desnuda" de Salvador Dalí (1945)
"Mi esposa desnuda" de Salvador Dalí (1945)
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